¡Dejadme vivir! Geología, Paleontología, Ecología, Educación.

Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

jueves, 2 de febrero de 2012

Sequía



     Ya está convocada la Mesa del Agua por la Diputación General de Aragón para el 10 de febrero. Hacía falta. La pertinaz sequía está siendo cada vez más intolerante con los usos que del agua hacemos en esta tierra. Y me imagino a los integrantes de la misma a su alrededor mirándose a la cara intentando decir cada uno la gran idea o frase ocurrente que sirva para solucionar el que siga llegando agua a nuestros domicilios y negocios.  La cosa no es para menos. La solución política que se adopte tiene que contentar, además de cumplir con los objetivos sostenibles  acuosos, a la población en general, a las comunidades de regantes, empresarios de las zonas más afectadas, y a los grupos conservacionistas.
     No hay agua suficiente, está claro. ¿Hemos usado mucha más de la que habitualmente se usa, aunque con excesos y despilfarros innecesarios? Respuesta: no, ¿no?. Y cuando no hay sequía, ¿de dónde se saca el agua? Respuesta: de unos lugares donde se almacena el agua para todos los usos humanos, también llamados embalses. Seguro que han oído comentarios, hechos todos ellos con voz grave y gesto duro, respecto a la necesidad de la buena gestión, o eficaz, del agua. No hay colectivo que muestre su preocupación por la escasez del agua que no tenga en su argumentario algo parecido a eso de la “gestión eficaz”. Y es verdad que hay que gestionar bien el agua, sin dejar que se pierda en las conducciones, que sea realmente bien usada, en la medida necesaria, sin extralimitarse en su uso; que los ciudadanos tengamos claro que el agua es un bien escaso y por tanto no podemos despilfarrar el agua sin pensar; que los usos consuntivos del agua sean los mínimos e imprescindibles, y que se vele entre todos por un consumo responsable; que hay que depurar el agua usada y devolver al ecosistema la utilizada con fines humanos. Por supuesto, todo esto y más hay que hacerlo con el agua. Pero lo podremos hacer si se tiene agua, no si no se tiene. Esto, que parece un comentario sin sentido o algo tonto nos conduce a considerar la gran suerte que tenemos en este país al tener una red de embalses en nuestra geografía que nos ha permitido almacenar agua para cuando la necesitásemos. Aún así, se plantea a menudo la necesidad de ampliación o construcción  de nuevos embalses para completar la posibilidad de una futura reserva hídrica, lo que lleva emparejada una casi visceral protesta ecologista, sin que la mayoría seamos informados honesta y claramente del porqué se protesta.  El recrecimiento del embalse de Yesa, por ejemplo, al norte de la provincia de Zaragoza, para poder abastecer a su capital en parte, fue uno de los banderines ecologistas en contra de lo que ellos llaman “falta de respeto por el ecosistema”. O el controvertido proyecto de Biscarrués, en el pirineo aragonés, en el que para oponerse a su ejecución (y que quede dicho que toda obra humana de esa envergadura destroza ecosistemas y altera el entorno y a sus gentes), además de criterios técnicos contrarios a su construcción dignos de tenerse en cuenta, se esgrimían criterios como el descrito por Ecologistas en Acción (Huesca) en febrero de 2011:

Solicitamos la Declaración de Impacto ambiental Negativo para el pantano de Biscarrués
El embalse de Biscarrués-Mallos de Riglos supondría la desaparición de un tramo del Río Gállego de gran belleza. Por sus valores ambientales y sus condiciones para el turismo náutico, este tramo de río está contribuyendo en estos momentos al desarrollo socioeconómico de la comarca de la Galliguera, que recibe cada año 80.000 turistas para disfrutar de actividades de rafting y kayak.

      Hay más criterios conservacionistas expuestos en contra de la construcción de embalses, pero me parece especialmente significativo el de arriba, por lo que dejo a su libre  consideración la interpretación que puede hacerse en cuanto a la importancia y peso social de salvaguardar el derecho a practicar esos relajantes deportes en relación con las necesidades hídricas actuales y venideras en esta región.
     Pero como última reflexión creo que sería necesario estar atentos a las notas de prensa o artículos de fondo que durante estos días puedan verse en prensa o televisión, para comprobar si los grupos señeros que viven de lo que ellos llaman “ecologismo” se mueven, dicen algo, se mojan, y explican a la ciudadanía  su criterio, postura, o propuesta respecto a qué hacer en tiempos de sequía para poder seguir teniendo nuestro ritmo normal de vida, aun aprendiendo todos a controlar y ser eficaces en el uso del agua: doméstica, industrial, agraria…  ¿Qué propuestas ecológicas  ofrecen esos grupos ante las medidas a adoptar frente a una sequía? Supongo que si son capaces de captar la atención televisiva cuando se desplazan en lancha a motor en el océano en tareas de desatasque de una ballena encallada en el hielo (Greenpeace hace unos años), y consiguen que eso sea noticia en todo el planeta, no les costará mucho comunicarse con el pueblo y darles unas sencillas pautas a seguir y explicar su postura en estos casos de sequía prolongada. Además de una eficaz gestión del agua, con la que estamos totalmente de acuerdo, necesitamos de ellos respuestas a preguntas como ¿son necesarios  los embalses, y son suficientes los que tenemos? ¿es inamovible el tajante criterio “ecológico” de no construir más  embalses, o recrecerlos? Es posible  que esperen  ver las decisiones políticas de la Mesa del Agua, en este caso, y criticarlas, eso sí, muy ecológicamente. Pero eso es ver los toros desde la barrera, a mi juicio. Si están tan convencidos de su postura antiembalses, ¿qué les impide explicarla claramente para que todo el mundo  pueda compartirla, por su bondad? Queremos saber sus propuestas, pero no en tiempos de bonanza hídrica, no. ¡Ahora, con sequía!
 Esperaremos…

3 comentarios:

  1. Hola Enrique,

    Para empezar diré que mi postura de partida es embalses no. Pero hay que establecer una importante diferenciación: los grandes embalses para riego y aquellos pequeños para aprovechamiento hidroeléctrico.

    Los primero suelen estar en tramos medios-bajos de los ríos, que por lo general presentan ecosistemas muy modificados/degradados y caracterizados por bajos regímenes hidrodinámicos. Esto hace que la reducción de caudal que provoca el embalse en cuestión no suponga una modificación demasiado drástica del ecosistema (colmatación de los fondos por limos). Además el caudal saliente es bastante estable y sin grandes variaciones. Por todo ello estos embalses SI, PERO siempre que se mantenga un caudal ecológico y se construyan infraestructuras -escalas para peces- que permitan el remonte de especies con hábitos migratorios (salmón, anguila, esturión, barbo...)

    Los otros sí que son los "malos". Se suelen situar en pequeños valles en los cursos altos de los ríos, y éstos si se caracterizan por regímenes hidrodinámicos altos y un aceptable nivel de conservación. Algunos tramos ven capturado prácticamente todo su caudal para ir a través de conducciones de embalse a embalse. La reducción de caudal asociada provoca la colmatación por limos de fondos que anteriormente eran de gravas. Y esto asfixia el bentos, que suele ser la base de la cadena trófica de estos ambientes, así como la destrucción de los frezaderos de los peces, comprometiendo gravemente el relevo generacional. Otros tramos sufren variaciones extremadamente bruscas que sí, limpian el fondo de limos previniendo la colmatación, pero también de las puestas y de los organismos que viven en los fondos. Por todo esto, a estos embalses les digo ROTUNDAMENTE NO.

    Y en cuanto a Biscarrués, no creo que el argumento sea el disfrute de los deportistas, sino el trabajo que generan estos deportes y es sustento económico de mucha gente en esa comarca. En este caso además el caudal ecológico fijado es bastante similar al caudal medio del río en ese punto, por lo que no sé cuándo se llenará. Hay que valorar si merece la pena la inversión.

    Yesa. A mí por lo que me decían algunos profesores de la facultad el problema era la inestabilidad de las laderas y el peligro de deslizamientos-tsunami asociado. No sería la primera vez que pasa algo así.

    Y lo dejo aquí, que menudo rollazo he soltado. Pero claro, es que me has tocado la fibra sensible ;-)

    Saludos,

    Jorge

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    1. Hola Jorge. Gracias por este comentario tan técnico. Desde luego he tocado tu fibra sensible... Está claro que los ecosistemas fluviales se quedan hechos polvo con la construcción de embalses, sean de cabecera de valle o no, aunque seguro que compartiremos la idea de que no siempre son sustituibles por otros sistemas de regulación hidrológica ni de obtención de energía. Los deslizamientos que generan tsunamis, que creo que también se llaman seiches, son casi habituales en pequeña escala en Yesa por la inestabilidad de laderas al ser materiales poco competentes y con mucha deformación tectónica local. Pero lo de Biscarrués es un ejemplo casi de obsesión por el no a todo. Los puestos de trabajo que generan los deportes de aventura son irrisorios en esa zona, además de ser tremendamente cuestionables, tanto desde un punto de vista lúdico, como ecológico, pues se dotan de todo lo que representa al más recalcitrante del desarrollismo para poder realizarse. Hoy por hoy son insustituibles los embalses, y desde luego creo que debe exigirse un total cumplimiento de las evaluaciones de impacto ambiental antes de decidir si se hace o amplía un embalse. Podemos objetar cuestiones relacionadas, como dices, con las biocenosis de esos ecosistemas, que supongo habrá alguna forma de preservar o minimizar, pero si mañana nos queremos duchar y seguir con nuestras vidas tendremos que aceptar un nivel de destrozo de la naturaleza, pues no parece que estemos por la labor de recortar nuestras formas de vida. Bueno, esto es para hablar largo y tendido, pues las mismas palabras oídas y con entonación sonora ya sabes que dan a entender otra cosa que simplemente leídas. Seguiremos. Un saludo...

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    2. Si, claro que hoy por hoy son muy necesarios. Pero también creo que hay mucho por avanzar en la gestión del agua. Cada vez que veo una explanada de césped en Zaragoza o alrededores, área esteparia donde las haya, o un campo regado a manta... Esperemos que los dirigentes tengan en este campo el criterio del que parecen carecer en otros. La esperanza es lo último que se pierde, ¿no? Saludos

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