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Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

miércoles, 29 de febrero de 2012

Visita geológica al Pilar de Zaragoza


El Pilar. Zaragoza.

     No  descubrimos nada nuevo al decir que El Pilar de Zaragoza es el primer templo mariano del mundo visitado anualmente por cientos de miles de peregrinos. Visitantes de la ciudad, sean creyentes o no,  suelen contemplar admirados el impresionante edificio barroco cuya estructura principal se levantó desde finales del siglo XVII, en 1681, según los planos del arquitecto real Francisco de Herrera, el Mozo.  En el siglo siguiente Ventura Rodríguez diseñó la Santa Capilla de la Virgen, siendo  José Ramírez de Arellano el arquitecto y escultor a pie de obra habitual en Zaragoza. Las espectaculares pinturas de Goya y sus cuñados, los hermanos Bayeu, terminaron de enriquecer artísticamente el edificio, que no se acabó hasta mediados del siglo XX.
     Lo  más difícil de encontrar es a personas que visitan El Pilar y se interesen y percaten, además,  de la gran variedad y riqueza de materiales rocosos que decoran y embellecen sus paredes y suelos. No es nada raro, por el contrario, pues suele ser muy habitual, el reconocer en casi todos los antiguos templos de la cristiandad, en sus pavimentos y paredes sobre todo, exóticas y vistosas planchas de piedra  usadas para resaltar el valor religioso que contienen. Casi todo el mundo da por hecho que  los edificios nobles están revestidos con piedras  especiales, pero sin conocer exactamente qué rocas son las elegidas en su día para tal efecto, o como mucho conocen las orientalizantes y erróneas determinaciones que suelen aparecer en los artículos de corte histórico-artístico que se ofrecen al turista. Veremos aquí unas cuantas rocas, de mayor o menor calidad ornamental, que se utilizaron en los tres últimos siglos para “dignificar” el sagrado escenario de esta basílica zaragozana, utilizando al nombrarlas su correspondiente término de clasificación petrológico.


A) Basamento del exterior.
     El gran zócalo exterior del templo, sobre el que se apoya toda la estructura de ladrillo, está compuesto por  calizas arenosas y tobas calcáreas travertínicas  de color blanco, y con abundantes restos fósiles de gasterópodos, en especial turritélidos.


Vista experior parcial del Pilar. Zólaco exterior calcáreo.
B) El suelo.
     Compuesto por grandes placas de calizas marmóreas, conocidas popularmente como “mármoles”, y también varios tipos de calizas. Las primeras suelen presentar color negro o blanco, siendo las segundas de color marrón claro, con irisaciones de origen algal  y estructuras de bioturbación.


Suelos marmóreos y calcáreos. El Pilar.
C) El zócalo.
     Todo el recinto está recorrido por un zócalo de más de 50 cms de altura de placas de una roca clasificable como brecha calcárea carbonatada. Se caracteriza por presentar grandes cantos angulosos de color negro empastados en una matriz carbonatada marrón oscuro. Esta roca aparece en los textos artísticos y manuales turísticos como “jaspe de Ricla”.


Columna de la Virgen y zócalo. El Pilar.

D) Basamento de las paredes.

     Hasta algo más de 2 m de altura todo el templo está revestido de placas de calizas algales, conocido en los manuales como “piedra amarilla de La Puebla de Albortón”, de color marrón claro, con irisaciones, lo que le confiere un aspecto abigarrado en su textura.

E) La Santa Capilla.
     1.-Columnas.

     El fuste de las columnas se asienta sobre los materiales antes citados, siendo diferentes en su cuerpo principal. Citadas como comercialmente se conoce desde hace tiempo  al mármol o “jaspe de Tortosa” pueden clasificarse como calizas brechoides marmóreas de color marrón, con tonos  rojizos, y con veteado blancuzco en zonas. No son , por tanto, de la familia de los jaspes ni estrictamente un  mármol.


El Pilar. Columnas de la Santa Capilla.

     2.- Arquitrabes y vanos.
     Todas las piezas superiores de soporte de la cúpula de la Santa Capilla están compuestas por calizas algales, de color marrón claro, y de calizas negras de Calatorao, procedentes de las famosas canteras de esa localidad, de gran finura textural, al haber sido sometidas a procesos de cristalización  de bajo grado metamórfico las calizas jurásicas, con abundante materia orgánica, de las que proceden. Verticalmente y junto a los arquitrabes superiores y el fondo del camarín de la Virgen, encontramos placas  de calizas marmóreas verdes, procedentes de las canteras de “mármoles” de Granada.

Santa Capilla, columnas, vanos y arquitrabes. El Pilar.
     3.- Frente de la Santa Capilla, y trasaltar.
      Los dos grupos escultóricos frontales, de José Ramírez de Arellano, de finales del siglo XVIII,  son de mármol de Carrara, al igual que los ósculos decorativos ovalados  en  bajorrelieves, de Manuel Álvarez,  que rodean interiormente las columnas de la capilla. El trasaltar, también presenta un altorrelieve barroco en mármol de Carlos Salas.
Frontal de la Santa Capilla. El Pilar.
Grupo escultórico en mármol de Carrara. El Pilar.
     4.- Pilar de la Virgen.
     La tradición escrita sobre la naturaleza pétrea del pilar se decanta también por “jaspe”, aunque la contemplación del mismo por la parte de atrás de la Santa Capilla, en el lugar donde se venera y besa el pilar, hace pensar que se trate de otra caliza brechoide de naturaleza marmórea, semejante a la de las columnas que sustentan el cupulín interior barroco.

F) Altar mayor.
     El retablo del altar mayor, de comienzos del siglo XVI de Damián Forment,  fue tallado en alabastro, variedad criptocristalina del yeso, muy abundante en buena parte de los depósitos terciarios de la depresión del Ebro, sobre todo  en la próxima zona a Zaragoza situada entre las localidades de Fuentes de Ebro, Quinto de Ebro, Zaidín, Rodén  y Cincolivas.

Retablo en alabastro de Damián Forment.
G) Capillas laterales.
     La capilla donde destaca su contenido petrológico es la de San Antonio (ver plano). En ella, el retablo se compones de varios cuerpos con placas de calizas negras de Calatorao, calizas brechoides semejantes a las de la santa Capilla y calizas algales, comunes  en el muestrario geológico del interior del Pilar.

Calizas algales y marmóreas de la capilla de San Antonio. El Pilar.
      El conocimiento de estos datos petrológicos del Pilar debe permitir contemplar con otros ojos las obras de arte que este maravilloso templo contiene, además de comprender que cualquier  estructura arquitectónica de nuestro patrimonio cultural se sustenta sobre un soporte de naturaleza  geológica que resulta imprescindible para interpretar correctamente nuestra historia y sus manifestaciones artísticas.

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