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Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

miércoles, 15 de febrero de 2012

La Geología de Capadocia (Turquía) en la obra pictórica de Ertugrul Önalp

Chimeneas de hadas, Capadocia. Foto: E. Gil.

     Uno de los lugares más fascinantes del planeta, tanto desde un punto de vista histórico como natural es la región de Capadocia, en la zona central de Turquía. Quienes han tenido la suerte de visitarla habrán contemplado  las peculiaridades que se ofertan al viajero como auténticos caprichos de la naturaleza, respondiendo a  un tipo de modelado terrestre que no es ajeno a otras partes del globo, pero que allí, por tratarse de materiales de naturaleza volcánica sobre los que se produce, se manifiesta con fuerza y contundencia, siendo originado por la acción de feroces aguas de escorrentía superficial junto a la acción perfilante del viento.

Capadocia. Pintura de E.Onalp.

     Ertugrul Önalp,  abogado y catedrático de Filología hispánica por la universidad turca de Ankara, donde es profesor, se ha dedicado desde hace muchos años a una de sus pasiones: la pintura. Especialista en pintar imágenes y escenas nocturnas, intenta plasmar, desde su peculiar técnica pictórica, numerosos elementos naturales en los que aparece necesariamente el  soporte geológico del área natural  que refleja  en su pintura. Desde 1985 que visitó por primera vez España, viviendo durante un tiempo en Madrid, han sido muchas las veces que ha vuelto a nuestro país, tanto por razones profesionales como personales, razones por las que tuve el gusto de establecer con él, en sus también sucesivos viajes a Zaragoza, una fluida relación personal que me hizo conocer bien su obra. Nuestra modesta colección familiar de piezas artísticas se enriqueció decisivamente con la incorporación de varios de sus cuadros, muchos con escenas nocturnas de las calles zaragozanas, donde queda plasmada la gran habilidad y fino “oficio” que Arturo (esa es la traducción de Ertugrul) es capaz de transmitir a través de la pintura.
Chimeneas de hadas en Capadocia. Pintura de E. Onalp.
     Por todo ello creo necesario resaltar, y  especialmente  en un blog dedicado a la naturaleza geológica y educación, la aportación pictórica  de Arturo  en relación con la antes citada naturaleza geológica de la Capadocia. Los famosos relieves de esa zona geográfica denominados “chimeneas de hadas”, que presentan un peculiar “gorro” producido por la diferencia de dureza y resistencia a la erosión de distintos materiales, se muestran en sus cuadros como verdaderos guardianes de la quintaesencia natural de la zona, sin ser sometidos en ningún momento, ni su entorno, a la vorágine distorsionante de la modernidad. Los paisajes campestres con estructura urbana, que recuerdan en parte a algunas pinturas naif, hacen fijarse en su fondo o decorado natural rocoso, que no es sino el residuo erosivo de depósitos de naturaleza volcánica sometidos a los muy  intensos procesos  de remodelación que han actuado allí durante los últimos millones de años, lo que le confiere su peculiar y espectacular relieve. Localidades como Uchisar, uno de los  centros neurálgicos de la Capadocia, aparece pintado con su resalte pétreo de antigua ocupación cavernícola, como el bastión geológico de una zona castigada, pero preservada así  por la madre naturaleza, y que a través de sus fuerzas y expresiones geológicas ha permitido que ahora se contemple con tanta belleza natural.
Paisaje rural de Capadocia. Pintura de E. Onalp.
Paisaje con cárcavas en materiales volcánicos en Capadocia.
 Al fondo, Uchisar. Pintura de E. Onalp.
Piasaje "lunar" de Capadocia. Foto: E. Gil.
     La última exposición en Zaragoza  de Ertugrul Önalp fue en el año 2002. En ella participé diseñándole un modesto catálogo de la exposición de pinturas nocturnas hechas en Zaragoza, y  en el que introduje un preámbulo que creo,  y salvando las distancias, puede servir para entender mejor su pintura geológica de la Capadocia turca:

La contemplación de las pinturas
nocturnas de Arturo sugiere, al menos, dos
cosas. En primer lugar hace recordar
multitud de imágenes registradas y
almacenadas en nuestra memoria durante
las largas y frías, aunque animadas, noches
 invernales de las calles zaragozanas.

Y por otro lado, la precisa y
magistral pincelada del autor supera
barreras impresionistas para introducirnos
en estas escenas llenas de movimiento, de
prisas, casi vistas de reojo, pero inmersas en
un ambiente de sosiego, paz y tranquilidad
que solo puede plasmarse así en una pintura
cuando personalmente se posee este tipo de
cualidades.
Enrique Gil Bazán (2002).
Paisaje de Capadocia, con Uchisar al fondo. Pintura de E. Onalp.

Paseo de la Independencia, en Zaragoza. Pintura: E. Onalp.



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