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Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

sábado, 4 de julio de 2015

Clasificar rocas ígneas (y a los opositores) con el diagrama de Strekeisen.



  
      Es un sistema de clasificación de rocas ígneas, el de Strekeisen, que se viene utilizando en geología desde hace varias décadas (1979). Sirve para rocas plutónicas y volcánicas, y algunas de sus variaciones, por lo que su uso no es utilización general por muchos geólogos. Hay que ser un especialista en petrología ígnea para dominar y controlar la clasificación de este tipo de rocas tan interesante.
      Si se observan los “rombos” que se adjuntan se podrá ver que hay uno de ellos  para las rocas ígneas plutónicas y otro para las rocas ígneas volcánicas. La textura, o forma de disposición de los componentes mineralógicos de esas rocas, es determinante en el tipo de rombo a elegir para la clasificación. Y además, cualquier variante mineralógica  de una roca a otra es significativa para poder decidir de qué roca se trata. No es sencillo el usar este método de identificación de rocas ígneas.
 



      Los extremos del rombo se corresponden con el porcentaje de la roca de cuarzo (Q); de Feldespatos alcalinos (A); de Plagioclasas (P); y de Feldespatoides (F). Los porcentajes que una roca tiene de esos componentes minerales  (esto se ha debido determinar a través de un contaje desde un microscopio petrográfico) se reducen al 100% y se determina qué proporción de cada uno de ellos hay en la roca. Por ejemplo, si en una roca se ve que hay un 25% de cuarzo, un 16% de plagioclasas y un 27% de Feldespatos alcalinos, la suma de sus porcentajes (68%) se equipara al 100% y se obtiene por una simple regla de tres el porcentaje que le correspondería a ese mineral de la roca respecto al 100%. Con ese resultado de cada uno se va a la gráfica de Strekeisen y se representa mediante líneas paralelas al lado contrario del 100% de cada vértice el porcentaje hallado de cada mineral principal. La intersección de las tres líneas nos dará un punto que estará en un campo al que le corresponde la denominación de una roca.
 


      Pues bien, este sistema puede parecer fácil o difícil para clasificar rocas, al gusto. Y lo que está claro es que es un tema de pura especialidad geológica, eso no lo duda nadie. Ningún geólogo no especialista en Petrología ígnea  utiliza el diagrama de Strekeisen para clasificar (habitualmente de visu...) una roca ígnea. La clasificación por este método es requerida en finos estudios técnicos que los petrólogos de rocas ígneas hacen de vez en cuando. Por eso mismo resulta difícil de entender que en el examen práctico de las oposiciones de Biología y Geología para ser profesor de secundaria en Aragón se haya incluido (…y esto es solo un ejemplo de preguntas peculiares de los varios que se pueden poner…) la determinación de una roca utilizando el citado diagrama. Pero no sólo eso. No acaba aquí la crítica. Es que, además, no solo se ha preguntado por la determinación de una roca usando el diagrama, sino que debían saber los opositores la totalidad de nombres de rocas que engloba el mismo (dudo que los petrólogos de rocas ígneas lo sepan de memoria), pues se les daba un diagrama mudo, sin nombres de rocas, para la clasificación. Es decir, en lugar de pedir que se sepa usar un diagrama de clasificación se solicita al opositor que tenga retenidos en la memoria los nombres de todas las rocas que aparecen en los diferentes campos de ese diagrama, tanto en el rombo usado para rocas plutónicas como para volcánicas. ¡Increíble!
      Y claro, la reflexión que puedo hacer al respecto  se basa en el criterio que se ha utilizado para comprobar el supuesto “nivel” que tienen los opositores para ser profesor de instituto. ¿De verdad alguien sensato puede creerse que este tipo de cuestiones determinan el "nivel" de alguien? Hay quien dice que hay que seleccionar a la gente y por tanto hay que poner estos problemas, casi imposibles, para que esa selección sea eficaz, y que así, solo pasan los “mejores”.
     ¡Pobre gente quien piense eso! ¿De verdad piensan que eso es un criterio de selección en cuanto a conocimientos? ¿No será más bien la demostración de un cierto nivel de acomplejamiento personal académico al querer que la gente “sepa” datos e ideas que solo deben ser “usados” y no, nunca, “memorizados"? ¿Qué se cree esta gente que son los demás, monos de repetición? ¿Eso es saber mucho y tener nivel? Error de planteamiento total si se piensa así…, pero lo peor es que repercute muy seriamente en la vida de los demás. Y ya no hay remedio.
     Esto es a lo que yo llamo mediocre “casta” intelectual. La que está siempre dispuesta a sacar a la luz lo que no saben otros, rebuscando en la anécdota, cuando ellos, estoy seguro, habrían sido incapaces de llegar a los absurdos niveles que imponen a los demás. Por favor…, ¡un poco más de respeto humano!

1 comentario:

  1. ¡Hola Enrique!. Un placer leer tu blog, pero veo que no soy la única a la que le cuesta desconectar de la oposición.
    Totalmente de acuerdo con que este examen ha sido un despropósito desde el principio. Su objetivo ( reconocido ya por algunos...) era que pasaran un número muy limitado de opositores a la encerrona (como ya hicieron el año pasado).
    Yo soy la primera que a día de hoy no hubiera aprobado. Pero la parte práctica de nuestra especialidad siempre ha sido un imposible, te piden ser especialista en todo.
    En cuanto a Streckeisen, ni de lejos me ha parecido lo peor y entiendo que haya salido esa pregunta. Todos los que hemos tenido la fortuna de ser alumnos del Doctor Lago en quinto de carrera lo hemos sufrido ( en todos exámenes lo preguntaba y lo teníamos que dibujar) y es de lo poco que entendíamos y dominábamos (triste pero cierto).
    Si te metes en un foro que hay de oposiciones de Aragón ( antes estaba en la página oficial de Educaragon, pero fue primero censurado y luego eliminado), los opositores de Bio-Geo estaban indignados con pregunta del efecto Foehn y querían impugnarla.
    A mí lo que me da de verdad miedo con estos procesos es que puede pasar un cerebrito sin empatía alguna, endiosado en la facultad, rebotado a secundaria para sobrevivir y que pagará su frustración con los alumnos (varios casos hay). O todavía peor, personas con problemas psiquiátricos muy graves diagnosticados y están opositando para trabajar con menores.
    Ahora ya nos queda la parte más fácil. Yo tengo la conciencia tranquila, de que en mi tribunal hemos hecho todo lo posible para favorecer y ayudar a todos.

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