¡Dejadme vivir! Geología, Paleontología, Ecología, Educación.

Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

¿Alfabetización científica?



¿Hasta qué punto?

        Reproduzco aquí, y comento a continuación, un breve e interesante  artículo que lleva por título  Alfabetización científica   publicado el día 9 de noviembre en el diario CORDOBA  escrito   por el profesor y jesuita Dr. D.  Leandro Sequeiros Sanromán, catedrático de paleontología en varias universidades españolas, entre ellas la de Zaragoza a finales de la década de los 70 y comienzo de los 80, donde tuve el honor de ser alumno suyo.

Alfabetización científica

No hacía falta que lo dijera el Informe Pisa. Los profesores sabemos que el interés del alumnado en Educación Secundaria por la ciencia se encuentra bajo mínimos. Paradójicamente, la sociedad mundial vive lo que se llama la "era de la Ciencia" y. sin embargo, hay muy poco interés por saber cómo funciona. Vivimos rodeados de aparatos científicos, de artefactos diseñados por altos especialistas (ordenadores, móviles, electrodomésticos..) y, sin embargo, es grande el desinterés por desentrañar los principios científicos que los hacen posibles. En una cultura de "usar y tirar" no es fácil suscitar el interés por la Ciencia.
Es curioso que se suele considerar analfabeto al que no sabe leer y escribir, o no sabe quien escribió el Quijote o descubrió América. Pero no se da importancia a que mucha gente no sabe quién era Isaac Newton o que contribución a la mejora de la sociedad hizo Galileo.
La finalidad de la enseñanza de las ciencias ha ido variando a lo largo de las últimas décadas, a medida que se ha ido logrando una mayor equidad en la enseñanza, es decir, a medida que se ha ido extendiendo la educación a niveles más amplios de la población.
Si en un principio se consideraba, y aún hoy se sigue considerando de una manera implícita por un elevado porcentaje del profesorado, que dicha finalidad era formar futuros científicos, en este momento, en mi opinión, los objetivos de dicha enseñanza deben ser educar científicamente a la población para que sea consciente de los problemas del mundo y de su posibilidad de actuación sobre los mismos, de su capacidad de modificar situaciones, incluso ampliamente aceptadas.
Esta finalidad de la enseñanza de las ciencias, desde mi punto de vista, no solo es aplicable a la Educación Secundaria, sino también a la Universitaria. Los científicos no deben olvidar en su trabajo diario las implicaciones sociales de la ciencia y su faceta de ciudadanos, y esta formación la deben recibir paralelamente a su preparación científica.
El significado que para mí tiene esta educación científica queda reflejada en las siguientes palabras: "formar ciudadanos científicamente cultos no significa hoy dotarles solo de un lenguaje, el científico -en sí ya bastante complejo- sino enseñarles a desmitificar y decodificar las creencias adheridas a la ciencia y a los científicos, prescindir de su aparente neutralidad, entrar en las cuestiones epistemológicas y en las terribles desigualdades ocasionadas por el mal uso de la ciencia y sus condicionantes socio-políticos".
Hoy se suele usar un término que va teniendo más uso: el de "alfabetización científica". ¿Qué se quiere decir con alfabetización científica?
Si durante mucho tiempo se ha estado muy preocupado y se sigue estando por el tema de la alfabetización, es decir, por conseguir unos niveles mínimos de conocimientos entre la población, la alfabetización científica supone lo mismo, pero desde el campo científico. Es necesario que la población tenga unos niveles mínimos de conocimientos científicos para poder participar democráticamente en la sociedad, es decir, para poder ejercer una ciudadanía responsable.
La llamada alfabetización científica es una exigencia de la educación para la ciudadanía (con minúscula, porque no se refiere a la asignatura sino a algo más amplio como es formar ciudadanos libres, responsables y solidarios).
Si en los años ochenta del siglo XX los educadores se decantaban hacia la Ciencia-Tecnología-Sociedad, en la década de los noventa el interés se centró en la educación científica para todos como una exigencia de la plena participación de todos en una sociedad libre.
Se llegó al convencimiento por parte de las instancias educativas internacionales de que la llamada "alfabetización científica", la extensión a todos los ciudadanos de unos conocimientos básicos de ciencias, formaba parte esencial de la cultura de nuestros días. "Ciencia para todos", parecía ser el eslogan de moda. Ojalá no quede solo en una frase brillante.
Comentario.
Ciencia para todos sí, pero, en lo que respecta a secundaria, hasta qué nivel. Muchos estamos hasta las cejas de oír y leer que los alumnos de secundaria y bachillerato salen "mal preparados" de sus centros educativos y que están muy poco motivados en conocer los mecanismos que llevaron a diseñar instrumentos e ideas científicas. Ya me gustaría a mí haber estado así de mal preparado cuando tenía 17/18 años. No sólo se les achaca no tener interés por la ciencia a esos alumnos, sino que se les tilda, por parte de muchos, de incultos al no distinguir con soltura y rapidez, por ejemplo, ciertas formas gramaticales. Me gustaría ver a muchos ilustrados actuales intentando sacarse el bachillerato de ahora, con montones de trabajos, trabajillos, informes y búsquedas en internet de cualquier tema que se le ocurra al profesor ese día. Es tanta la información que reciben en sus cursos que no creo que un cerebro humano normal sea capaz de asumir tanto en 8/9 meses que dura. ¿Quién de los críticos y escandalizados estudió en su día los tipos de clonaciones que se pueden hacer, o los tipos de células madre? No existían, ahora se dan. ¿O las texturas de las rocas ígneas según los diferentes procesos de formación fraccionada, incluída la tabla de Nockolds de clasificación? La serie de Bowen se explica con detalle en la asignatura Geología. ¿Algún compañero profesor de filosofía, lengua o matemáticas sabría responder correctamente a esas preguntas de ciencias que ahora se les hace a los alumnos, aun habiendo estado muy motivados e interesados por el estudio de las mismas en su día? Creo que hay que ponerse también en la piel de los alumnos de vez en cuando para ver la barbaridad de contenidos que se les imparte, creyéndonos todos que son los más básicos e imprescindibles del mundo para poder salir a la calle sin complejos.
En cuanto al informe PISA he tenido la "suerte" de pasar a los alumnos algunas de sus pruebas a modo de comprobación y me gustaría ver a los ilustrados de antes intentando contestar a alguna pregunta, si es que son capaces de adivinar lo que se pregunta. Para mí la credibilidad de este informe es baja o, por lo menos, cuestionable. Creo que hemos montado entre todos una necesidad, casi una pose o siguiendo una moda "progre", de educar y de interesar al alumnado desde unos presupuestos conceptuales, a mi juicio, totalmente imposibles de ejecutar: no se puede atosigar tanto al alumnado, ni con la inclusión en el temario de la más pequeña y última de las novedades científicas, ni con infumables puestas al día de tipo humanístico. Muchos de los conceptos que estoy impartiendo en clase de biología y geología en secundaria y bachillerato los aprendí en la facultad, y otros muchos más, después. Y sin embargo, ahora parece que los alumnos salen poco formados si no se les da todo eso en el bachillerato y secundaria obligatoria, ya que están incorporados a los temarios.
Además, los profesores también sabemos que hay que relativizar en cuanto a la consideración social que, por desgracia, se tiene de los resultados académicos de la secundaria. Una cosa es igualar en posibilidades de estudio y otra creer que todos los matriculados (que son todos en ESO) deben llegar al nivel de conocimientos exigidos, y si no llegan, y en este caso concreto de las ciencias, culpar al alumnado de desinterés. Creo sinceramente que tenemos que ser más humildes en nuestras aspiraciones docentes. Recordemos todos lo que sabíamos a su edad y puede ser que seamos menos exigentes con los demás. En todo se avanza pero la alfabetización científica no pasa por hacer que la ciencia sea considerada como el "coco" de la enseñanza para muchos, y no por su complejidad, que la tiene, sino por tener que soportar la imparable catarata de complejos conceptos científicos de los currículos actuales.
Hay, por suerte, muchos alumnos interesados, con criterio y afinidad científica, con ganas de estudiar y de saber y que, simplemente, no entienden lo que está pasando. ¿Cómo es posible que se diga que salen mal preparados, que la enseñanza no es como antes, con lo que les cuesta saber todo lo que se les pide para presentarse a las pruebas de acceso a la universidad? ¿Son menos inteligentes que la gente de antes? Siempre he pensado que la enseñanza requiere, además de conocimientos, de honradez y sentido común. Y pienso que no es honrado someter al alumnado a la tortura de estar contínuamente almacenando datos en su cerebro para poder llegar a ese nivel académico, siempre infravalorado por muchos "sabios", ni de sentido común creer que lo que se imparte es un bloque de escasos contenidos de diferentes materias. Nuestra juventud preuniversitaria no se merece ese trato.

3 comentarios:

  1. Ciencia para todos, deporte para todos y...
    Además de todo lo que el alumnado tiene que memorizar, para olvidar lo más rápidamente posible, imagínate que desde el área de Educación Física tuviese que dominar una amplia gama de técnicas de diferentes deportes, y además bailar la jota, el tango y no sé qué más, cuando lo importante es no perder de vista el objeto del propio área, que es el desarrollo de la condición física.
    Con la ciencia creo que pasa algo parecido.
    Siempre he creído que el alumnado no va al centro de enseñanza, (hasta los 16 años o más, va de forma obligada), a ver si aprende, sino que nuestra obligación es enseñarle. Despertar en ellos la necesidad de leer es más importante que obligarle a leer. Crearle la necesidad de conocer la ciencia, o cualquier otra área asegura que lo aprendido permanecerá más tiempo. Si la persona necesita saber, nuestro trabajo es dotarle de todas las herramientas posibles, orientarle y resolver sus dudas ya que esta manera aprende y comprende y no olvidará lo aprendido. Lo más importante para mí es valorar el trabajo diario del alumnado. Nunca debemos olvidar que trabajamos con personas y por eso estoy de acuerdo en que además de profesionalidad hay que tener sentido común y honradez. Estoy seguro que si entre el alumnado figurasen algunos premios Nobeles, más de uno suspendería alguna asignatura.
    Un saludo y enhorabuena por tu blog.

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  2. José Antonio Sánchez Gimeno14 de noviembre de 2011, 4:11

    Creo que tienes bastante razón. La cantidad de conocimientos que se pretende que asimilen los alumnos es enorme y claro, se producen indigestiones. Y aun aparecen a menudo sesudos comentaristas que opinan cuan imprescindible es que los alumnos estudien como una asignatura más: ajedrez, astronomía, circulación vial, alianza de civilizaciones, la importancia dek agua en la navegación... etc. cuando no muchas cuestiones de toda índole sobre asuntos localistas. Creo que es hora de parar y reflexionar. Rebajar contenidos de superespecialización para esos niveles y cuidar más la serenidad en el aprendizaje

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  3. " Para entender algo no hace falta tener talento, ni sabidurias previas, lo que hace falta es una condición elemental, pero fundamental: necesitarlo" (Ortega y Gasset).
    Creo que esta frase resume estupendamente el artículo. Sin crear necesidad es imposible que se pueda aprender. De nada vale aprenderse de memoría formulaciones quimicas sin aprendizaje significativo. Marta Priego

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