Cola de Caballo, en el Monasterio de Piedra (Zaragoza). |
El Monasterio de Piedra, junto a Nuévalos, en la provincia
de Zaragoza, es uno de los lugares de interés turístico más conocido de Aragón.
Y no solo por el medieval monasterio
cisterciense, muy bien conservado, sino por el parque anexo, que resulta uno de
los principales atractivos de la zona por su belleza y espectacularidad. En él
se encuentra la cascada más alta descrita en un río de la Cordillera Ibérica, con más de
50 metros de salto, la denominada Cola de Caballo.
Pero además de sus valores patrimoniales históricos y
artísticos es necesario resaltar sus peculiaridades geológicas. El río Piedra,
que es el que configura el eje principal del parque de este monasterio, atraviesa
y erosiona durante el Cuaternario abundantes materiales calcáreos del Jurásico,
Cretácico y Terciario, que han ayudado, junto a la importante deformación
tectónica de la Orogenia Alpina, a que se desarrollen los accidentes y formaciones
geomorfológicas más significativas de este peculiar entorno. El relieve más
impactante de todo el recorrido del río por el complejo del monasterio se
centra en una sucesión de cascadas de diversos tamaños entre las que destaca la
anteriormente citada “Cola de Caballo”, y que ha dado lugar a la también
conocida Gruta Iris, de origen geológico muy especial.
El trayecto medio de este río Piedra circula salpicado de
numerosos saltos de agua, en el recinto
del parque y fuera de él, en donde la
acción bacteriana ha tenido un importante papel en la formación de tobas
travertínicas, tanto en el pasado como en la actualidad. Las tobas son
depósitos carbonatados (Ca CO3) que se originan por precipitación de
calcita sobre sustratos orgánicos
(algas, juncos, musgos…) en ríos, en
lagos o manantiales. Una de las condiciones para que se deposite el carbonato
es que el agua esté saturada en iones disueltos de bicarbonato
y calcio, lo que es habitual cuando los ríos discurren por terrenos calizos,
como es el caso. La reacción química que regula
el proceso kárstico en calizas y la formación de tobas, por tanto, es la
siguiente:
CaCO3
+CO2+ H2O ßà 2HCO3- + Ca2+
La precipitación del carbonato cálcico aumenta con la temperatura
y con la pérdida del dióxido de carbono disuelto en el agua. Esta pérdida de
gas puede producirse por la acción biológica de plantas, fundamentalmente, o
por turbulencias propias del lecho del río, como saltos o cascadas, provistos con
flora acuática, la cual es un elemento primordial para que se formen las tobas.
Interior de la Gruta Iris. El techo está formado por el avance de depósitos carbonatados tobáceos del río Piedra. |
En el río Piedra encontramos los ingredientes principales
para que se desarrollen actualmente unas espectaculares tobas calcáreas en todo
el recorrido del entorno del monasterio:
su agua es rica en bicarbonatos (250-310 mg/L), y en Ca (70-110 mg/L). Los valores máximos de
sedimentación de calcita se dan en zonas de flujo rápido del agua con
cianobacterias y musgos, teniendo contrastado que hay un desarrollo tobáceo mayor en épocas cálidas
que en frías. Pero no solo en la actualidad se desarrollan tobas. Estudios
realizados por la Universidad de Zaragoza han permitido datar las tobas fósiles
del Monasterio de Piedra en un intervalo que va desde los 340.000 años, en
pleno Pleistoceno medio, hasta los 750 años, en el óptimo climático medieval.
En todas las tobas del entorno se identifican los sustratos
orgánicos sobre los que se han formado por precipitación de calcita: musgos,
tallos colgantes verticales, o algas, que, a modo de viseras sucesivas avanzan
en el techo de la Gruta Iris, por detrás de la Cola de Caballo. En este lugar,
único en cuanto a su desarrollo y formación especial, ha sido tan intenso el
proceso de precipitación de calcita en torno a estructuras vegetales que se ha
vencido la fuerza erosiva del agua al precipitarse al vacío en la cascada y se
ha formado el techo calcáreo de la gruta. El visitante puede contemplar desde
abajo el espectáculo geológico que
supone ver el sucesivo avance, hasta su posición actual, de la cascada Cola de
Caballo desde el inicio del salto y por
superposición horizontal de tobas de carbonato bajo su flujo.
Una visita con pretensiones artísticas, históricas y
patrimoniales al Monasterio de Piedra debe completarse con la observación de
estos singulares elementos geológicos que dan sentido y explicación a este significativo
y emblemático entorno natural.
Buenas tardes.
ResponderEliminarPor que en algunas publicaciones dicen que no todas las formaciones son naturales? Si es adi, me gustaria saber cuales son. Yo siempre pense que eran formaciones naturales y ahora no se qué pensar. Gracias