Casi todo el mundo sabe que prepararse unas oposiciones,
las que sean, pero me referiré aquí a las de Profesor de Educación Secundaria
de mi especialidad, Biología y Geología, es duro y complicado. Y que cuando
toca presentarse a las pruebas uno se enfrenta a una multitud de contenidos
repartidos en muchos densos temas además de tener que demostrar un sinfín de
destrezas en solucionar problemas y cuestiones relacionados con las muchísimas
especialidades de esas amplias disciplinas.
Reconocer e identificar con nombre científico cualquier
ejemplar del mundo animal y vegetal; clasificación de fósiles de todos los
grupos existentes; identificación de “visu” de minerales y rocas, o en lámina
delgada vista al microscopio; realización e interpretación de mapas y cortes
geológicos; problemas de cristalografía,
genética o bioquímica; o solucionar unos supuestos medioambientales, son
algunos de los tipos de ejercicios que te pueden proponer hacer en el examen
práctico de la primera fase de la oposición. Después viene un examen teórico en
el que se desarrolla un tema de un nutrido temario, y para finalizar, la famosa
“encerrona”, en la que se defenderá didácticamente una programación de un curso
de la ESO o Bachillerato y un tema de la misma.
Al leer esto puede que haya alguien que piense que todo
lo expuesto anteriormente es lo mínimo que se le puede pedir a un aspirante a
profesor de Secundaria y Bachillerato. Puede que así sea. Y que alguien que se presenta a una plaza de
funcionario debe tener una infinidad de conocimientos, y acreditarlos, para
poder disfrutar después de esa “seguridad laboral” tan envidiada por muchos. Puede
también que se piense que aunque las pruebas
que se les hace pasar para ser profesor sean tan difíciles y duras,
después, el profesorado no demuestra en las aulas un verdadero conocimiento y
saber hacer con los alumnos. Y todo esto ocurre después de ser graduado
universitario, claro está, y estar en posesión del título de máster para
profesores de Educación Secundaria, obligatorio en estos tiempos, y el título
de grado B2 de inglés, pues si falta alguno de estos requisitos no pueden
presentarse a la oposición. ¿Se puede pedir más?
Desde el día 24 de junio se están realizando en Huesca las
oposiciones para plazas de profesor de Biología y Geología de Aragón. Y cuando se
ve a los opositores enfrentarse a estas duras pruebas, muchos de ellos bastante
mayores en edad, se siente un encogimiento moral, incluso físico, muy difícil y penoso de expresar, por el hecho de tener que ayudar a “decidir”
quiénes son los “mejores” para ser profesores. Realmente, y aunque forma parte
de las obligaciones profesionales docentes, participar como tribunal de una
oposición es una de las labores más desagradables que puede tocar hacer. No
entiendo cómo puede pretenderse que para ser profesor haya que estar tan preparado
en tantas y dispares disciplinas y con un nivel de especialista en cada uno de
los muchos temas concretos que se abarcan en las pruebas. Puede parecer justo,
pero creo que algo falla en el sistema.