Los
ancestros de los peces aparecieron a comienzos del Cámbrico, hace 560 millones de años (ma), tenían cuerpo
cilíndrico y un cordón nervioso en posición dorsal: el notocordio. Todos los organismos que evolucionaron a partir de
estos reciben el nombre de Cordados. Entre finales del Cámbrico y el Ordovícico se han identificado los fósiles más primitivos con
características esqueléticas básicas de los peces: la aparición de vértebras y la separación del cráneo. El vertebrado más antiguo que se conoce
tiene una antigüedad de 525 ma, siendo similar a las lampreas y mixinos actuales.
Los primeros vertebrados fueron peces y aparecieron durante el
Ordovícico. Eran Agnatos, es decir, peces sin mandíbulas, y con esqueleto
interno cartilaginoso. La aparición de la mandíbula se produce a partir de los
tres primeros arcos branquiales de los diez que presentan los Agnatos, dando
lugar a los peces Gnatostomos, que son todos los demás, los cuales reducen a
cinco los arcos branquiales restantes. Un grupo fósil importante de Agnatos son
los Ostracodermos, peces con una gruesa coraza cefálica ósea y sin aletas, que alcanzan su mayor apogeo en
el Devónico superior, y que darán lugar durante el Devónico a los peces
cartilaginosos y óseos.
Los primeros peces mandibulados son los Placodermos, también llamados “peces acorazados” por estar protegido su cuerpo externamente por una coraza, presentando ya aletas pares. Todos estos primeros grupos de peces Agnatos y Placodermos aparecen en el registro fósil asociados a depósitos de origen lacustre salobre por lo que se ha deducido su adaptación a la vida marina a partir del Devónico.
Los primeros peces mandibulados son los Placodermos, también llamados “peces acorazados” por estar protegido su cuerpo externamente por una coraza, presentando ya aletas pares. Todos estos primeros grupos de peces Agnatos y Placodermos aparecen en el registro fósil asociados a depósitos de origen lacustre salobre por lo que se ha deducido su adaptación a la vida marina a partir del Devónico.
Pez ostracodermo. |
Placodermo. Dunckleosteus. |
En el Carbonífero final, los
primitivos Placodermos y Agnatos casi desaparecen por completo, dominando los
mares a partir de entonces los peces cartilaginosos y óseos. Los Condrictios son peces de esqueleto
cartilaginoso y están ampliamente representados desde el Devónico hasta la
actualidad por los Seláceos, a los que pertenecen todos los tipos de tiburones
conocidos hoy.
Los Osteictios, o peces de esqueleto óseo, aparecen también a
finales del Devónico y se dividen en dos grupos, los Actinopterigios y los Sarcopterigios.
Los Actinopterigios se caracterizan por
tener las aletas cubiertas de piel y radios córneos en ellas. Se dividen en:
Condrósteos, Holósteos, y Teleósteos. Los primeros aparecen al final del Paleozoico
y adquieren importancia durante el Mesozoico.
Se caracterizan por poseer un cuerpo cubierto de placas óseas y un esqueleto
principalmente cartilaginoso. Un representante actual de este grupo son los esturiones.
Los Holósteos aparecen y alcanzan su máxima
expansión durante el Jurásico, mientras que los Teleósteos evolucionan a partir de los Holósteos
durante el Mesozoico,
dominan los mares definitivamente durante el Cretácico, llegando a ser hoy en día la mayoría de los peces. Se produce también una fuerte
disminución en el Triásico de los Sarcopterigios, peces óseos de aletas lobuladas. Ese hecho supone que queden con muy escasa representación en el registro fósil, y en la actualidad, los grupos de Crosopterigios
y Dipnoos, estos últimos con estructura pulmonar además de branquial.
El especial grupo de peces Acantodios, con escaso registro fósil, y cuyos representantes están provistos de grandes espinas óseas en sus aletas, con esqueleto interno cartilaginoso y externo dérmico óseo, se extienden únicamente desde finales del Ordovícico hasta el Carbonífero final, o Pérmico inicial.
El especial grupo de peces Acantodios, con escaso registro fósil, y cuyos representantes están provistos de grandes espinas óseas en sus aletas, con esqueleto interno cartilaginoso y externo dérmico óseo, se extienden únicamente desde finales del Ordovícico hasta el Carbonífero final, o Pérmico inicial.
Anfibios.
De los peces Crosopterigios proceden los primeros Ictiostégidos (Cotilosaurios), que son los primeros
anfibios que aparecen en el registro fósil en el Devónico superior. De ellos,
los Laberintodóntidos, de más de 5 metros de longitud, y los Lespospóndilos,
con forma de culebra, ocuparon los ecosistemas boscosos del Carbonífero. Están provistos de
una bóveda craneal cerrada, la cintura escapular muy pegada al cráneo y son
casi idénticos, salvo por la diferente
constitución de las vértebras, a los
primeros reptiles, los cuales aparecen en el Carbonífero superior.
Los anfibios
del Triásico son muy parecidos a los paleozoicos, aunque la estructura de su cráneo se modifica y aligera. Muchos de ellos desaparecen en el Jurásico, salvo los
Anuros y Urodelos que llegan hasta la actualidad.
Reptiles y Aves.
Los reptiles proceden de los anfibios Laberintodontos del Carbonífero/Pérmico,
existiendo ya en el Triásico dos ramas de reptiles que también aparecen en el Pérmico: Theromorfos y
Sauromorfos. Todos ellos se caracterizan por un aumento en la división de la
tapa craneal y la sustitución de la cuerda dorsal por vértebras óseas. En el
Triásico medio aparecen los primeros Ictiosaurios, así como los primeros dinosaurios.
En el Jurásico desaparece el grupo reptiliano de los Theromorfos, que es del
que derivan los mamíferos, y los reptiles se adaptan a todos los ambientes:
quelonios, ictiosaurios, cocodrilos, y plesiosaurios, abundan en el mar; y en el continente, además de
reptiles voladores como los pterosaurios, se diversifican ampliamente los
dinosaurios. Estos se dividen en dos grandes grupos: Saurisquios y
Ornitisquios, según sea la disposición
de los huesos de su cadera tipo reptil o ave, respectivamente.
Tipos de caderas de Saurisquios y Ornitisquios. |
De los dos grupos de
Saurisquios, Terópodos y Saurópodos, el
primero es el que representa el origen de las aves durante el Jurásico. A los
Saurópodos pertenecen algunos de los dinosaurios tan conocidos en la
actualidad, como Tiranosaurus rex, o Turiasaurus riodevensis.
Los primeros mamíferos son Prototerios, subclase de organismos arcaicos independientes del resto desde el Jurásico inferior, y que presentan todavía rasgos muy semejantes a los reptiles Therápsidos de los que proceden, y éstos, a su vez, de los Pelicosaurios del Pérmico. Los Metaterios, marsupiales e implacentados, aparecen en el Cretácico inferior.
Además de los escasos grupos de mamíferos Prototerios en la actualidad, los más
ampliamente representados desde el Cenozoico son los placentados (Eutheria), que se inician
en la Tierra con grupos de insectívoros y carnívoros durante el Cretácico inferior. Pero
es a finales del Paleoceno y comienzos del Eoceno cuando se produce la
aparición de casi todos los grupos (17
órdenes) de mamíferos euterios que se conocen.
Las adaptaciones de los
mamíferos a todos los ambientes de la Tierra ha generado el desarrollo de unas
estructuras dentarias propias de cada grupo taxonómico. Además del estudio de restos postcraneales, no muy abundantes en el registro fósil habitualmente, es necesario un estudio detallado de la
diferente morfología y biometría
dentaria para determinar a qué taxón pertenecen los restos, a la vez que se facilita
el trabajo de interpretación de sus cambios y adaptaciones a lo largo del tiempo y, por tanto,
de su evolución.
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