¡Dejadme vivir! Geología, Paleontología, Ecología, Educación.

Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

sábado, 30 de noviembre de 2013

Defender lo aragonés, cuestión de educación.

Chiste de El Roto, publicado en El País, en noviembre de 2013.
No lleva el personaje una barretina, un sombrero cordobés, una boina vasca o atuendo de Lagartera.
 Es un baturro aragonés en toda regla.Sin palabras...


      Me cuesta mucho escribir esto, pero lo considero necesario. Desde hace más o menos un mes estoy viendo que los medios de comunicación cada vez tiene menos inconvenientes y reparos en meterse directamente, de lleno, con Aragón y lo “aragonés”. Y no puedo más, la verdad. Aunque esto no es nuevo. Desde que tengo uso de razón (creo que lo tengo…) no he hecho otra cosa que oír, y en la mayoría de las ocasiones sin venir a cuento, una serie de acometidas o improperios en contra de Aragón y lo aragonés que no me parecen de recibo. Muchas veces de desconocidos,  pero otras incluso de emigrantes habitantes de otras tierras españolas, lo que resulta mucho más significativo y triste.
      El último comentario que he escuchado fue en la tertulia de la noche de TVE. Allí se comparaban las televisiones autonómicas a raíz del cierre de Canal 9 de Valencia, tema que ha suscitado este post. Se argumentaba que por ejemplo, en Aragón, se mantenía muy  bien la cadena aragonesa con un 17% de audiencia y querida por los representantes de todos los partidos ya que, “además de informar sobre cuestiones de Ruanda y Burundi, se ofrecía a la gente jotas e información del precio de la alfalfa” con el consiguiente cachondeo de los contertulios. ¡Y no pasa nada, oigan!  Sin reparo ni miramiento alguno por si algún aragonés sensible (que los hay, se lo aseguro) pudiera ver y oír el comentario. Sin pudor ni consideración respecto a lo posiblemente ofensivo de las risas acompañantes. Se nos trata de paletos, tontos, cazurros e indocumentados por toda la cara, sin consideraciones. A los aragoneses se nos puede tratar así, que lo aguantan todo, deben pensar, los muy graciosos… Y lo malo de todo esto es que estamos acostumbrados hace mucho tiempo.
      Sin embargo, y aunque los periodistas, esos que hablan y dicen o parecen saber de todo, desde aquí también se tiene alguna idea y opinión respecto a cómo son o se les ve a los del resto de las comunidades, aunque no lo digamos en los medios, aunque nos lo callemos casi siempre, aunque seamos muy prudentes y, por no faltar a las personas, no lo digamos. Pero sabemos cómo son los demás. No somos tontos. Sabemos y tenemos una opinión de “los otros”. Así que, sin ánimo de ofender, insisto, y sin referirme ni mucho menos  a la mayoría (sé que son una minoría)  de las poblaciones de esas comunidades, me voy a permitir emitir unas opiniones que sé son compartidas por muchísimos aragoneses más.
     Por ejemplo, no solemos decir en los medios, aunque muchos por aquí lo piensan aun sabiendo que es una minoría, que en Andalucía la gente tiene fama de vaga y juerguista, y que por los últimos datos televisivos,  se parecen a una colección de ladronzuelos, que por una mariscada “matan”, o por unas peonadas se venden a quien sea, y todo ello en nombre de la justicia social. Eso  sí, su porte y apariencia externa, aunque pasen hambre, es propia de los señoritos andaluces a los que ellos dicen detestar, propia de “Los santos inocentes” de Delibes, aunque les imiten después hasta en el último detalle.  Que los castellanos (los de Castilla-León, los otros casi ni existen) viven instalados en decorados medievales por los que parece no ha pasado la edad contemporánea ni ninguna idea modernizadora ni progresista de este mundo. Podrían haber filmado, casi,  la serie “Isabel” por las calles actuales. Y el problema es que no sólo aparentan estar así de medievales ellos en el plano físico, sino en el psíquico también, por la monotonía de color político que eligen desde hace lustros. ¿Existe esta gente? ¿Se habrán enterado ya que vivimos en una, dicen, democracia?
     Qué no decir de los valencianos que no se haya dicho ya, sobre todo en los últimos meses.  Antes de la gran “transformación” en los años 90 de la ciudad de Valencia, era posible ver en la playa de la Malvarrosa  cómo flotaban las sandías y melones por la orilla del mar, alternando con cerdos putrefactos que los lugareños dejaban allí por incomibles. Era “normal” allí, según nos comentaban algunos.  Un aspecto parecido de pastosidad y dejación  (lo describiré con más detalle en otra ocasión) era habitual el verlo por muchas las calles de esa capital. Y no por ello los visitantes pensaban que "lo valenciano" era así de cutre, ni podemos generalizar ahora pensando eso. Con  el posterior periodo de recreo y gasto  desmedido en Valencia, los "continentes" urbanos han cambiado, algunos en especial, como la Ciudad de las Artes y las Ciencias donde, por cierto, en mi opinión no hay nada interesante que ver dentro, aunque sea tenida como "senyera" para muchos valencianos.  No sé si sirve ahora esto como ejemplo pero resultó muy llamativo, y para mí mucho más "senyera",  que no fueran capaces de explotar hace años cuando lo del accidente del metro de Valencia (excepto algunos afectados), ni dentro ni fuera de la televisión valenciana, retratándose ellos, a mi juicio, del lado de poderoso e injusto, aberrante, derrochador y bochornoso gobierno valenciano. Aún así, era “su gobierno”, al que  le han seguido votando, elección tras elección, en masa. Será que son iguales  en ideas esas masas de votantes, ¿no? ¿Eso forma parte del “valencianismo”?  Yo creo que no, pero desde luego eso en Aragón no pasa.
     Podríamos seguir dando opiniones respecto a cómo son, o cómo se les ve desde aquí, desde Aragón, a toda esta gente que no tiene ningún reparo en ridiculizar a los aragoneses; en reírse de nosotros  por el acento, ser baturros, las jotas (ese cante tan “populachero” dicen),  la cebada, el cierzo, o las maneras o formas, según ellos, los “cultos de manual”, poco coincidentes con la “finura” y el buen hacer. Desde luego, y por poner un ejemplo que se les suele pasar por alto, en ninguna de las comunidades que he citado han sido capaces hasta ahora de juntar a más de 400.000 personas en un día (siendo 1.300.000 aragoneses) para protestar, en el caso de Aragón, para que no se trasvase el agua del Ebro para que valencianos, murcianos y almerienses hicieran urbanizaciones elitistas (¡claro!) y campos de golf. Sí que son capaces  sin embargo,  de salir lloriqueando a la calle por el cierre de Canal 9 a pesar de lo que muchos de los innecesarios  casi 1700 empleados han tragado/aceptado, cuando no compartido,  allí dentro. Ni de mantener, como nosotros, una identidad propia sin necesidad de hablar otra lengua, a pesar de ser muy pocos, casi sin recursos naturales ni materiales, solo con tesón, cabezonería, y alzando la voz de vez en cuando, como el famoso “¡a la mierda!” de nuestro querido José Antonio Labordeta en el Congreso.
     No sigo, aunque me queden unas cuantas comunidades autónomas. Todos tenemos opinión de los demás.  Solo decir que defenderemos lo nuestro  diciendo lo que pensamos y procurando no ofender  a nadie por existir o ser así. Y si alguien se siente ofendido por ello o por el contenido de este escrito  le recomiendo que piense que es  un acto de defensa, no de ataque, ¡que ya está bien!
      Estoy convencido que es una cuestión de educación (de mala educación) el mal ambiente que se genera con esos comentarios, chistes y chascarrillos con los que nos salpican los medios informativos. Pero lo primero que tenemos que hacer es reconocer la existencia del problema, y en eso estamos. No agacharemos la cabeza. No nos lo merecemos.
     Somos, como esos viejos árboles…! ...y lo seguiremos siendo.
 

2 comentarios:

  1. Enrique son unos JAUTOS corticos de sesera,pienso que no merece la pena haceries ni MIAJA caso a esos DESTALENTAUS. comparto tu psudo cabreo y como Labordeta que se vayan a la mierda,Martin

    ResponderEliminar
  2. Muy de acuerdo con todo esto, muy harto de que se nos muestre como unos paletos. Lo peor es que cuando salen entrevistando a gente de la calle, escogen a conciencia el testimonio del tío más paleto para dejarnos en mal lugar, para que la gente se ría de él (normalmente un señor o señora de 70-80 años que desgraciadamente no ha podido recibir una educación, pero como en el resto de España).
    Y sinceramente, aunque realmente fuéramos así, si todo lo que dijeran fuera verdad, que fuéramos unos incultos, paletos y que nuestra mayor aspiración sea ordeñar a unas vacas, demuestra que los primeros subnormales serían ellos, criticando sin tener, con perdón, ni puta idea.

    ResponderEliminar