Desde el año 2003 hemos dado en multitud de lugares charlas
en relación con lo que se ha hecho en Atapuerca desde los comienzos de la
intervención en esos yacimientos en 1978. El profesor Emiliano Aguirre,
director y propulsor de la investigación en Atapuerca, y Premio Príncipe de Asturias de Ciencia y
Tecnología del año 1997, me llamó a finales del año 2002 para que junto a él, y
con Carlos Díez, arqueólogo, Raquel Mosquera, también arqueóloga del equipo, y Pilar Julia, paleoantropóloga, diéramos desde entonces, a través de charlas coordinadas, una visión
coherente de lo que han supuesto para el conocimiento del Cuaternario los
hallazgos de Atapuerca, en la provincia de Burgos. Así se ha hecho durante
varios años por toda España.
Además de la Diputación de la Coruña y la Universidad SEK de
Segovia, mi charla sobre la situación geológica, la estratigrafía y la
paleontología de vertebrados de los yacimientos de Atapuerca he podido impartirla en muchos institutos,
asociaciones, colegios, y en actos académicos organizados en salas de la
Diputación General de Aragón. Siempre gustoso de hablar de Atapuerca, me propuse
dirigir esta intervención como un acercamiento de la paleontología hacia la
gente llana interesada que oye hablar de estos sitos emblemáticos sin saber muy
bien qué es lo que allí se ha encontrado ni la repercusión científica que ha
tenido, y, a la vez, teniendo claro que se debía estar muy lejos de posiciones
egocéntricas y elitistas, como muchas a
las que nos tienen acostumbrados algunos de los actuales responsables de la
investigación en el yacimiento burgalés.
Pero aunque la divulgación científica realizada por ese
equipo primigenio de Atapuerca, dirigido por Emiliano Aguirre, es un hecho en el que he estado involucrado
directamente en el último decenio, tenía
(tengo todavía…) una espina docente clavada. Me refiero al hecho de no poder
haber transmitido aún a mis queridos exalumnos del IES María Moliner de
Zaragoza la charla sobre Atapuerca, tal y como está montada y diseñada en la
actualidad, pues dejé de verlos en el año 2002.
Espero sacar esa espina en breve. En uno de los
contactos recientes que he tenido con alguno de esos exalumnos (en concreto el
eficiente, gran persona, y siempre dispuesto Paco
Nicolás) se ha podido acordar que se podría organizar el dar la charla en el instituto
María Moliner para todos ellos. Así va a ser, al fin, estando previsto que sea el día 5 de noviembre
en el precioso salón de actos de ese centro educativo. Seguro que además de
hablar de Atapuerca hablaremos también de multitud de anécdotas vividas allí
que, desde distintos puntos de vista, todos recordaremos con agrado.
No tengo claro si la labor docente con unos alumnos acaba cuando
dejas de ser su profesor, como muchos de mis colegas actuales dicen. Creo que
no. Yo era terriblemente joven cuando les di clase a los chicos del María Moliner, pero parece que fue ayer cuando
dejé de verlos y de enseñarles algo de geología. Y no les olvido. Por eso, en su plena edad de madurez personal,
es del todo gratificante que hayan querido organizar este encuentro en el que,
con la excusa de hablar de Atapuerca, volvamos a estar juntos en un centro que
tantas experiencias de vida nos dio a todos. ¡Nos vemos en el María Moliner…!
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