Me refiero a la asignatura
de Ciencias de la Tierra y Medio Ambiente de nuestro bachillerato. Y además, a
la coordinadora de la Universidad de Zaragoza, Dª Ana Rosa Soria de Miguel,
profesora del departamento de Ciencias de la Tierra de esa universidad. En la
última reunión del profesorado de secundaria con ella, celebrada el día 9 de
octubre de 2015, comunicó que este era su último curso como coordinadora. Por
imperativo legal no podía prorrogarse más su gestión como responsable de la
coordinación de esa asignatura (CTMA) con los profesores que en los centros de
secundaria imparten esos contenidos.
Hasta aquí podría parecer
algo rutinario que en la universidad se turnen o alternen en la coordinación de
asignaturas que son sometidas a examen en la selectividad. Pero en este caso no
es solo eso. Durante los muchos años de docencia que llevo he conocido a varios
coordinadores, primero de Geología (cuando aún esa materia era objeto de examen
en las pruebas de acceso a la universidad), y después con CTMA, que por su
complejidad y gran extensión requería un tratamiento, digamos, que “especial”
para que el alumnado tuviera bien claro qué tipo de contenidos eran los
principales y los sometidos a evaluación. Por eso mismo el encontrar a alguien
como Ana Rosa no es fácil, ni fácil su sustitución. Ha sido capaz en estos últimos
6 años de hacer fluidas y agradables
unas relaciones entre el profesorado de secundaria (siempre muy reivindicativo
y receloso) y el representante de la asignatura de la universidad. Acostumbrado
este colectivo a ser considerado casi como un mero receptor de las decisiones
que se tomaban en la universidad al respecto, la gestión de Ana Rosa Soria ha
supuesto desde el principio de su “mandato” un giro de 180º. Tras una exposición inicial de los problemas
e inconvenientes que se veían por parte del profesorado en los contenidos de los
exámenes de selectividad de CTMA, se constituyó una comisión de estudio y
elaboración de cuestiones-tipo de la asignatura que trabajó, bajo su constante
e incansable dirección, durante tres largos años para conseguir tener un
impresionante registro de preguntas relacionadas con todos los amplios temas
del currículo. Esta especie de guía de
conocimientos de esta materia ha tenido tanta aceptación entre el colectivo de
profesores que nadie se plantea en estos momentos que quien sustituya a Ana
Rosa pueda prescindir de esta valiosa información. Es un trabajo bien hecho que
debe perdurar.
Pero no solo en lo técnico
ha acertado en la gestión coordinadora. Su afabilidad personal, su buen temple
en la resolución de problemas o protestas (que también las ha tenido) o su gran
humanidad en el trato con los demás es, y así ha sido, su gran tarjeta de presentación.
No solo ha conseguido subir las medias de notas de los alumnos de CTMA en
selectividad (todo un logro), sino que ha hecho que todo el mundo se
involucrara con ahínco, agrado y profesionalidad en impartir una asignatura
complicada, ecléctica y muy comprometida con la vida ecológica responsable de
los ciudadanos de nuestra sociedad.
Conozco personalmente a Ana
Rosa desde hace muchos años. Vino conmigo a las excavaciones de Atapuerca
cuando era todavía estudiante de geológicas y yo un doctorando joven. Me
considero su amigo. Pero esa amistad no interfiere ni un ápice en la excelente
consideración profesional que le tengo y le tenemos la inmensa mayoría (por no
decir el 100%) de profesores que la conocen. Seguramente es por ser tan buena
persona lo que le hace ser tan buena profesional. Suele coincidir. ¡Te
echaremos de menos!
Ana Rosa Soria de Miguel |
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