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De la película "Rebelión en las aulas". |
Los jesuitas en Cataluña han empezado a educar en sus
colegios de una forma totalmente distinta a lo que se hace ahora. Aunque no
parece muy claro si la idea surge de ellos o han “fusilado” el método de otras
monjas, también catalanas y pioneras en esto de innovar educando. Pero da
igual, parece que su fuerza en los medios de comunicación les ha dado la
primicia a ellos. Y parece sorprendente, así, a primera vista.http://www.abc.es/familia-educacion/20150314/abci-colegio-jesuitas-sinaulas-201503101346.html
Que los alumnos estén dispuestos en las aulas (creo que
todavía las llaman así…) de manera anárquica, sin muchos materiales y no tengan
un horario fijado para cada materia, sin deberes para casa, y sin libros,
resulta muy rarito en un colectivo docente en el que lo académico-ortodoxo es
una de sus señas de identidad. Siempre han sido centros de enseñanza donde se
imprimía carácter reconocible por todo el mundo a sus alumnos. Además de
identificar a los que han salido de sus aulas por sus ropas de supermarca, sus
formas, sus maneras y su característica
forma de decir que han estudiado en
jjesuiiiiiitassss (así, casi sin pronunciar la U y alargando la I y la S
final…), también solían ser personas marcadas por un apellido reluciente y con
un puesto de responsabilidad ya adquirido en su bolsillo. La mayoría son, o han
sido así, ...o así les vemos... ¡qué le vamos a hacer!
Pero ahora, la verdad, no sabemos qué resultado dará esa
nueva forma (¿eso es una forma?) de enseñar. Habrá que esperar. Supongo que a
ese experimento didáctico irá un alumnado deseoso de aprender, no de jugar;
respetuoso y aprendido en muchas cosas ya de su casa, no maleducados de base
como se reciben muchos en los centros públicos; con los medios materiales
necesarios para aprender proporcionados por sus familias, no con las manos en
los bolsillos como pasa en la pública; y
además serán muchos los que sean listos y muy despiertos, y no con deficiencias
síquicas (en esos centros no suele haber ninguno) arrastradas desde el
nacimiento e inadecuadamente tratadas por profesores no preparados para ello de
la pública. Y no sigo ya poniendo más contrastes de niños a educar en ambos
ambientes, privado concertado y público total, pero desde luego, ese método educativo por mucho éxito que llegue a tener parte del error preeducativo
de la selección de personal.
Desconozco en qué sesudo teórico pedagogo se habrán basado
para orientar así su labor docente. Pero si quieren ser noticia de verdad (así
también lo son, ¿eh?) deberían acoger en su seno doctrinal a gente
desfavorecida por la vida. De esos dejados un poco de la mano de no sé quién,
pero que de verdad necesitan formarse un poco para salir adelante, aunque sea
por el método tradicional. De esos tenemos en la enseñanza pública de verdad,
no en la concertada, un montón. Gente que casi no pueden comer en su casa, que
no pueden comprarse los libros, ni otro tipo de material; de esos que la
educación familiar básica brilla por su ausencia; de esos que no tienen nunca
asegurado un trabajo, no digo de calidad, sino tan solo digno. De esos a los
que les piden “papeles” en todos los lados y se encuentran con la bendita y comprometida “comprensión”
jesuítica, como la procedente de la cátedra Ignacio Ellacuría (jesuita asesinado) donde se publican
chistes “solidarios” con un emigrante
saltando la valla de Melilla rotulando la imagen con un “En el cielo,
¿pedirán papeles?” ¿Habrá alguno de esos emigrantes en sus aulas
experimentales? ¿De verdad serían capaces de educar así a este otro tipo de
alumnado? Lo pongo en duda.
Los docentes de la enseñanza pública de este país han realizado
un gran esfuerzo durante muchos años para conseguir una enseñanza progresista y
de calidad realizando experimentos didácticos dirigidos a la gran diversidad
social representada en las aulas. No se ha excluido a nadie. Allí ha cabido
todo el mundo. Los guettos educativos,
aunque sean de oro, solo sirven para segregar y adoctrinar. Aunque nos vendan
otra cosa.
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