El Teide, Tenerife. Mar de nubes. |
Un caldera volcánica es una depresión, más o menos circular
o elíptica y de escarpadas paredes, que se produce por el desmantelamiento
parcial de una estructura volcánica.
Fundamentalmente se distinguen tres tipos de calderas, según su origen:
1.- De hundimiento. Se producen cuando una capa de material
volcánico solidificado se queda elevado respecto a la bolsada magmática que la
alimenta debido a una interrupción temporal de aporte ígneo o a una disminución significativa de aporte de
material fundido, por lo que, por gravedad, tiende a caer, hundiéndose el terreno
y formando la caldera. Por ejemplo, la
caldera de las Cañadas del Teide, en Tenerife
, en las islas Canarias. Y también las
calderas de Sete Cidades y de Fornos, en la isla de san Miguel, en las Azores.
Las Cañadas del Teide, Tenerife. Vista interior de la caldera con paredes verticales,y coladas de relleno posterior. |
Caldera de Fornos, en san Miguel, Azores. |
2.- De explosión. Se originan cuando la lava fundida
ascendente entra en contacto con el área
de influencia de algún acuífero de la zona, por lo que la presión resultante
del vapor de agua generado produce una gran presión que dando erupciones muy
violentas y explosivas. La Caldera de Bandama, en Gran Canaria, es un ejemplo
de este tipo de caldera.
3.- De derrame. La acumulación de grandes cantidades de material
fundido en el interior del volcán puede llegar a afectar a alguna zona de
fragilidad del cono volcánico, por lo que la lava tiende a salir, rompiendo la
estructura del volcán, derramándose por gravedad. Por ejemplo, la caldera
de Taburiente, en la isla canaria de La
Palma se abrió camino por el actual Barranco de Las Angustias hasta el mar, en la
zona suroeste de la isla.
Paredes verticalizadas de la Caldera de Taburiente, en La Palma. |
Barranco de las Angustias, en La Palma: zona de salida de la caldera al mar. |
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