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Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

sábado, 27 de abril de 2013

Jabaloyas: geología peculiar y esoterismo con fundamento.


     
Fragmento de "Aquelarre", de Goya.

    En este  blog realicé no hace mucho tiempo una entrada respecto a los arrecifes jurásicos de Jabaloyas (http://dejadmevivir.blogspot.com.es/search/label/Jabaloyas). Ese magnífico afloramiento situado junto a esa localidad,  desconocido por el público no iniciado en temas paleontológicos, invita, junto a otros  elementos geológicos de este entorno, a adentrarse  en las sugerentes leyendas y mitos que desde hace muchas centurias han caracterizado como “esotérico” el lugar.



   Jabaloyas se sitúa en la turolense Sierra de Albarracín, diferenciándose del resto de las poblaciones de esta comarca por las peculiares edificaciones que allí se han levantado. Sobre materiales del Jurásico y Cretácico (el vecino monte Jabalón se modeló en estratos cretácicos) se extiende, a más de 1400 metros de altitud, el caserío de Jabaloyas. Lejos de ver una uniformidad y alineamiento de casas formando calles, sorprende una distribución casi caótica de sus edificios, impropio del urbanismo de la zona. En ese casco urbano destaca la imponente Casa de La Sirena, con decoración exterior realmente sorprendente, o la Casa de los Diezmos, con un cerrado atrio porticado. Pero lo que realmente sorprende  de Jabaloyas es su impresionante iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de los siglos XV y XVI.


Iglesia fortificada de Jabaloyas.


Iglesia amurallada de Jabaloyas.


   Cuando alguien nombra a Jabaloyas por la provincia de Teruel y los alrededores, casi todo el mundo lo denomina como el “pueblo de la brujas”. Y siempre hacen referencia a los aquelarres que las brujas de la zona realizaban en la cima del  próximo monte Jabalón, de 1695 metros de altitud. Pero nadie sabe más del asunto, o eso dicen al menos. Sin embargo, un paseo por el pueblo y sus cercanías te hace comprender que esos mitos, leyendas, o consideraciones, no son  imaginadas por mentes calenturientas. Creo que realmente hay datos o elementos suficientes en Jabaloyas como para pensar que allí hay, hubo, o pasó algo, digamos, trascendente (o no), pero que dejó huella en sus vecinos. Huella como para que pensaran que debían reflejar en sus construcciones una serie de marcas o señales identificativas de una situación  personal o familiar especial, cuando no elementos claramente defensivos, como algunos de los que ahora veremos.

   Si analizamos con cierto detalle algunos de los elementos naturales o hechos por la mano de hombre en Jabaloyas, debemos empezar comentando la creencia por parte de algunos de que el monte Jabalón es una protuberancia rocosa hueca donde se refugiaban o practicaban rituales las famosas brujas de Jabaloyas. Geológicamente ese monte es el resultado de un modelado de la superficie terrestre por varios agentes, como el agua, el hielo, y el viento, que actúan conjuntamente sobre el relieve originado desde hace más de 40-50 millones de años tras la deformación tectónica, la Orogenia Alpina, que se desarrolla fundamentalmente durante la era Terciaria, hasta finales del Oligoceno. 


Fragmento ampliado del mapa topográfico  nacional a escala 1:50.000, hoja nº 589,
con la toponimia de Barranco y Hoya del Diablo.

   Pero las tradiciones esotéricas que en Jabaloyas se conocen no se restringen solo al monte Jabalón. Si observamos el mapa topográfico de la zona (hoja nº 589, a escala 1:50.000) vemos que a menos de 1 km del pueblo la denominación toponímica señala el peculiar nombre de, por separado, Hoya y Barranco del Diablo, no muy habitual, por lo repelente en épocas pasadas, en la adjudicación de nombres a los lugares naturales.  Si nos adentramos ahora en el pueblo veremos  en sus hermosas casas de piedra numerosos escudos que no son los “típicos” escudos nobiliarios. En la llamada Casa de La Sirena,  puede verse  un escudo central con la representación labrada de una sirena (¿?) con un peine y un  espejo en cada mano, además de dos escudos en ventanas laterales  con una luna y un sol; y otras casas con extraños escudos que más bien parecen todos ellos extraídos de las cartas de un tarot ancestral. Por otro lado son bastantes los edificios con dinteles de sus puertas decorados  con  las iniciales JHS (Jesucristo Salvador de los Hombres) de clara significación cristiana. Y otros, con herramientas del campo y de herrería, de fácil identificación con la imaginería masónica. O la fuente del pueblo, dotada de una protección arquitectónica poco habitual, de la que mana un agua de naturaleza “sulfurosa”.


Casa de la Sirena, en Jabaloyas.


"Sirena" con peine y espejo en las manos.


Luna, en Casa de la Sirena.

"Escudo" en una casa de Jabaloyas.

Herramientas en los excudos de las casas de Jabaloyas.


JHS

   Sin embargo, es la iglesia de Jabaloyas la que presenta mayor acumulación de signos “raros” o extraños respecto a lo que es habitual en otros pueblos. Se trata de una iglesia de fábrica renacentista, de una sola nave, con reminiscencias góticas, visibles en su bóveda y  decoración interior y en los restos de una girola  de la que se puede ver solo la mitad. La nave, muy alta, acaba en bóveda de crucería que  representa un “falso” techo, pues encima de esa bóveda hay inexplicablemente otro tramo de  similar altura al inferior que está allí, hueco, por debajo del tejado exterior. Además la iglesia está protegida con una muralla exterior que la rodea provista de numerosas  almenas y saeteras (¿tan necesaria era en esta zona en el siglo XVI?).

   Aunque lo más significativo de la iglesia es, sin duda, la torre. Es de planta cuadrada, de más de 8 metros de lado, siendo realmente alta, de más de 35 metros. Sus peculiaridades saltan a la vista: más de la mitad en altura de la torre resulta ser completamente maciza, pudiéndose acceder hasta el hueco  de campanas superior por una estrecha escalera de caracol, hecha en piedra, situada en el centro mismo de la torre. Esta escalera se caracteriza por poseer un pasamanos muy especial, pues se trata de una estructura a modo de cinta de sección ovalada que recorre todo su trayecto. Se asemeja mucho  a otras escaleras con reconocidos significados esotéricos que aparecen en ciertos edificios del Camino de Santiago donde se representaba la  supuesta emanación desde el interior de la Tierra de “fuerzas extrañas” o “telúricas” representadas por una gran serpiente ascendente. Por encima del cuerpo de campanas, la torre acaba en un techo plano con una gárgola animalista en cada esquina como desagüe, sobre el que se “levanta” una peculiar estructura final: un cilindro hueco de sillares pétreos terminado en cupulín, a modo de linterna, que podría servir  como referente luminoso desde zonas alejadas del pueblo. Pero, esa estructura, ¿para qué? ¿A qué lugareños o labradores había que dirigir, con un elemento tan peculiar, cual faro, en el monte en los siglos XV y XVI? Lo curioso es que si vemos la Torre de Hércules de La Coruña, edificada por Carlos III en el siglo XVIII,  comprobamos que, salvando sus grandes diferencias estéticas, son “casi” idénticas. En La Coruña un faro cumple su función, está claro, pero en Jabaloyas no resulta muy convincente la necesidad o utilidad de este edificio, que resalta poderosamente junto al caserío del pueblo por sus grandes dimensiones y contundencia constructiva.


Disperso caserío de Jabaloyas (Teruel).

Iglesia de Jabaloyas. Nótese la gran altura de la nave
 y  el cupulín encima de la torre.


Faro de Hércules, en La Coruña.

Aspillera defensiva en la muralla de la iglesia.


Tramo alto de la torre. Gárgolas y cupulín a modo de "faro".

   Se puede creer o no en los significados esotéricos de las construcciones de Jabaloyas; se podrá pensar que todo son rumores, mitos o parte de una tradición oral fantasiosa que ha pasado de generación en generación, pero una visita a esta localidad de la Sierra de Albarracín no deja indiferente a nadie. ¡Compruébenlo!

Fuente sulfurosa de Jabaloyas.

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