Supongo que
lo que quieren es llamar de nuevo la atención. Me refiero a los chicos de
Greenpeace y su reciente informe sobre la calidad ambiental de las autonomías
españolas. Y supongo que pretenderán despertar conciencias sobre lo muy mal que
se hace en todas ellas respecto a la conservación del medio ambiente. Aragón
queda posicionada en el último lugar de todas, dicen que, sobre todo, por la
ingente cantidad de hectáreas dedicadas allí al cultivo de transgénicos, además
de citar otras causas para estar en esa posición como la construcción de grandes
infraestructuras (¿será posible?) que dañan el ambiente y contribuyen así al
cambio climático.
De 456 puntos
negros que han detectado en territorio español, Maria José Caballero y Julio Barea, directora
y responsable de esta campaña de
Greenpeace, han destacado como especialmente nefastos “los proyectos energéticos, la especulación urbanística,
la privatización del agua, gestión de residuos, las puertas giratorias, el
despilfarro de dinero público en proyectos "sin viabilidad" y la
corrupción”. Además en cada comunidad
autónoma señalan aspectos positivos y negativos conseguidos allí respecto al medio ambiente,
utilizando para ello hasta 24 indicadores medioambientales.
Desconozco
con exactitud los términos concretos en los que expresan los indicadores
utilizados, pero entre los “datos” o hechos que ellos consideran como positivos
medioambientalmente y diseminados por la geografía española destacan, por
ejemplo, que el 40% del territorio de Madrid esté bajo protección ambiental; el
movimiento antifracking en varias comunidades, o la pesca y marisqueo porque “da
empleo”; el abandono del uso de pesticidas en los cultivos murcianos, o el
movimiento en contra de los transgénicos en Aragón. Por otro lado, señalan como
malos indicadores ambientales algunos como la construcción
masiva en las costas valencianas (citan Marina d,Or, en la provincia de Castellón), los
vertidos tóxicos al mar y a las marismas en Galicia, País Vasco o Andalucía; o
la continuidad de funcionamiento de las centrales nucleares junto a la
instalación de un cementerio nuclear en Villar de Cañas, en Castilla La Mancha.
Hay más datos en lo que se conoce de su informe, pero todos son del mismo
estilo.
Entonces,
¿qué es lo que aporta esta información? Seguramente para alguien que no siga
las andanzas de esta ONG y se entere con este informe de la posición que ocupa
su comunidad en cuestión de conservación medioambiental puede suponer el escandalizarse por completo. Y con razón...
Sobre todo cuando sean inoculados con alguna de las conclusiones “tan
ecológicas” como lo de las “puertas giratorias” o “la corrupción” y se
pregunten qué tiene eso que ver con la conservación de la naturaleza. Pero los
ciudadanos que han desarrollado un nivel aceptable de conciencia ecológica comprobarán que se están mezclando cuestiones
ecológicas con ideológicas, utilizando una concienzuda supuesta evaluación de
impacto ambiental (que no lo es en
absoluto) sobre cada una de las actuaciones que se han llevado a cabo en este
país en los últimos 30 años.
Sin
embargo, y aceptando, como no puede ser de otra forma, muchas de sus
consideraciones que denuncian como contrarias a la conservación medioambiental,
se echa de menos otra lista de propuestas efectivas para luchar a favor del
conservacionismo. Con decir que lo nuclear es malo no se soluciona ni se
propone un sistema ecológico 100%de obtención de energía; ni se argumentan (ni
en este informe ni en otros mucho que se conocen) claramente unos criterios
contundentes en contra de los cultivos transgénicos: no basta con decir que no
son buenos, hay que demostrarlo para convencer, aunque les resultará difícil
pues hay muchos científicos a favor y no creo que todos estén vendidos a Monsanto
que es la multinacional que negocia en
medio mundo con las semillas. La especulación urbanística lleva haciéndose en
este país hace medio siglo, y curiosamente los principales colectivos de
activistas se localizan, además de en las grandes ciudades, en áreas urbanizadas
de la costa, formando parte de ese 75% de la población española que vive en la
periferia. Encontramos pocos ecologistas al uso en las zonas casi despobladas
del interior, excepto en las ciudades. Parece que los más conservacionistas
estén en zonas “destruidas”. Pocos viven duramente en las secas, áridas, e
infradesarrolladas regiones rurales del interior donde sus habitantes, sin
saberlo, desarrollan muy a menudo una conciencia conservadora del entorno que
se desconoce en otros sitios. Deberían fijarse algo más en esos lugareños.
No
dicen nada nuevo. Todo se sabe ya desde hace tiempo. En cuestiones de todo tipo de vertidos de contaminantes químicos a ríos y al mar, está claro que podrían y deberían pararse de
inmediato con más controles y sanciones contundentes, pero lo demás forma parte del
desarrollo insostenible reinante en el mundo occidental y que solo con un buen
repaso educativo puede llegar a cambiarse a sostenible para las generaciones futuras. Habrá que ir cambiando la concepción de desarrollo. De momento, y salvo
que se nos proponga una alternativa clara, ecológica, e igual de efectiva en su
uso, para cada acción que hoy realizamos, ¿a qué estamos dispuestos a
prescindir manteniendo el mismo nivel y calidad de vida? No es fácil la
respuesta.
Enlaces recomendados:
http://www.greenpeace.org/espana/Global/espana/2015/Report/general/gp_radiografia.pdf
http://www.greenpeace.org/espana/Global/espana/2015/Report/general/gp_radiografia.pdf
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