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Bandera gitana. |
En el año 2002, a través de un decreto de la Diputación
General de Aragón se cambiaron las enseñanzas del IES María Moliner, en
Zaragoza, para que el profesorado del
mismo pudiera salir de allí. Y no por dejar de estar conformes con su destino
y plaza docente, sino por una
reivindicación permanente a las instituciones educativas de soluciones para no padecer una
situación académica insostenible, en especial durante los últimos cinco años
anteriores, a causa de los problemas generados por un alumnado marginal y, en
su mayoría ya entonces, de raza gitana. La agradable relación y ambiente de los
años anteriores entre profesores y muchos alumnos de los que he hablado en
otras entradas anteriores se esfumó como por arte de magia. Más de una vez
recibí el ánimo de nuestro compañero de matemáticas, y secretario del
centro, José Antonio Sánchez (yo ejercía
de jefe de estudios junto a Isabel Cavero de directora) de escribir nuestra ajetreada historia final en el instituto,
labor que puede que acometa en el futuro.
Mantengo datos muy frescos en mi memoria de los avatares y
anécdotas, algunas dolorosas, que vivimos con muchos alumnos que eran gitanos. Y aún aparecen en mi mente más frescos cuando
leo en la prensa de hoy, 15 de enero, en “Heraldo de Aragón” noticias respecto a la
educación que se dispensa a la población gitana y la escasez de recursos
aplicados en conseguir objetivos y superar la ESO:
http://www.heraldo.es/noticias/aragon/el_los_alumnos_gitanos_que_viven_aragon_supera_eso_172418_300.html
Por eso, si leen con detenimiento esa noticia comprenderán
que se enciendan en mí ciertas alarmas. El proceso de discriminación positiva
que se hizo desde la administración educativa, tanto del PP como del PSOE,
aunque con finalidades diferentes, hizo que un
dignísimo instituto de barrio como era el María Moliner haya terminado
en ser hoy una especie de escondido armario de minorías étnicas, en especial la
gitana, con supuestos profesores “superespecialistas” y aptos para tratar a las
mismas, que en mi opinión, y por la información que he obtenido de allí
desde el 2002 que nos fuimos casi todo
el claustro de profesores por lo anteriomente expuesto, no es nada más que un
decorado educativo, incluso premiado oficialmente hace unos años por sus “logros
formacionales”, y que no han hecho nada más que encubrir las deficiencias
personales y grupales del alumnado. La adecuación de los instrumentos
didácticos a la naturaleza del alumnado ha sido tan grande que resulta difícil
ver su progreso y acercamiento a formas civilizadas y educadas, y su relación
con los contenidos de la ESO, aun habiendo sido
aplaudidos los “logros” conseguidos por estos “marines educativos”.
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Fachada IES María Moliner, Zaragoza. |
La falta de motivación de estos jóvenes gitanos, al parecer
condenados desde su nacimiento a estar hacinados, recluidos y apartados de la
misma sociedad que dice querer integrarlos, viene dada desde sus familias,
lógicamente, pues no se ha avanzado casi nada en eso, y además, en la “falta de apoyo”, según ellos,
que se les ofrece en los centros educativos. Apoyo que, por cierto, y lo digo
por experiencia, en general solo valoran
si hay dinero de por medio. Es necesario
“pagar” una cantidad a sus familias por tener a sus hijos escolarizados;
adaptarse a sus horarios y costumbres, pues no crean que están todos dispuestos
a entrar al centro (a las 8.30h allí) como los demás y venir todos los días;
Regalarles todo el material, no solo los libros de texto, y reponerles sus
pérdidas; y aguantar a diario sus desprecios e insultos, como “payo de mierda”
o “racistas” (que es su preferido) a cualquier hora y situación, como expresión
de su idiosincrasia. Y por supuesto, los diseños curriculares deben ser
adaptados a sus escasísimos intereses y conocimientos para llegar a tenerlos
tranquilos y “entretenidos” sin que se generen en el aula situaciones violentas de enfrentamientos entre ellos o con
el profesorado.
Habrá gente que considere que es así como hay que tratarles,
que es lo que “necesitan” al proceder de situaciones sociales desfavorecidas y
de marginalidad en muchos casos. De hecho, los sucesivos claustros de
profesores que desde el 2002 han pasado por allí, en comisiones de servicio la
mayoría para no tener que ir a su plaza como funcionario en un pueblo,
aparentan, ante un equipo directivo sumiso ante la administración, y dicen que
capaz y eficaz en integrar y tratar a esa población, que consiguen grandes
avances educativos con el colectivo gitano, al que mantienen en el “guetto” del barrio, bien recogido y sin salpicar a
nadie. No estamos de acuerdo con ese
procedimiento, pero además está claro que a eso no se le puede llamar
EDUCACIÓN, ni mucho menos enmarcar eso
en algo lleno de términos propios de la
ley educativa que enmascara ese tipo de
engaño oficial y social a esta gente. Y es que el error es de planteamiento. No
es de recibo que se siga manteniendo a la población gitana escondida y apartada
de los demás como si fueran apestados. Sobre todo cuando los centros privados
concertados, al menos alguno del barrio, casi no recogen personas de esa raza,
y si lo hacen duran poco tiempo. Pero la culpa no solo la tienen esos centros,
que con sus artimañas consiguen de la administración que se consienta que los
alumnos problemáticos, sin pedigrí, desescolarizados en años, sean destinados a
la enseñanza pública, donde se les amontona. Así no se integra a nadie, y más
teniendo en cuenta que la norma legal dice que los alumnos con necesidades
educativas especiales (ACNES) serán
distribuidos por igual entre todos los centros subvencionados con fondos
públicos. Respecto a esto algún inspector conocido como muy progresista
contestaba que había que respetar la libertad de elección de centro de los
padres, no viendo el pobre iluso, interesado, o actuando cual comisario
político, que esa libertad de elección solo se ejerce en igualdad de
condiciones. Si tengo que escolarizar a un hijo y las alternativas son un
centro donde la mayoría son ACNES, u
otro en el que no hay ninguno, la decisión está clara como padre, pero no es
una decisión libre, sino muy condicionada por las circunstancias.
Esta situación no ocurre con otras etnias ni nacionalidades.
Al contrario, en los centros donde conviven personas de los distintos países
hispanoamericanos, o del este europeo o africanos, hay una corriente educativa
muy diferente. Es cierto que la diferencia de niveles con los que llegan hace difícil el educar adecuadamente a los
distintos grupos, pero hay una base común, por lo general, de respeto al profesor, de querer saber, o de
intentarlo al menos, que difiere mucho de las peripecias docentes que se
requieren para acercarse a un alumnado gitano. Deberían tener en cuenta también
las asociaciones gitanas que su “integración” no puede convertirse únicamente en “convivencia”, que en su
particular idea se traduce en “que nos aguanten”. Y eso comienza por pedir
ellos mismos que los separen en pequeños grupos y los destinen
a centros diferentes, privados concertados y públicos, donde tener una
referencia distinta a la que están acostumbrados en sus vidas y mucho más real.
No pueden seguir existiendo guettos para ellos. Los hay felizmente integrados en la sociedad, pues algunos han comprendido que, y sin renunciar a sus tradiciones y rasgos culturales, los valores de la sociedad paya moderna les son más útiles y convenientes . Si no se deshace su particular aislamiento, muchos de los jóvenes
gitanos actuales, sus hijos y los hijos de sus hijos darán pie a que se
escriban dentro de muchos años el mismo tipo de artículos en el periódico que
ahora. De lo contrario se seguirán
produciendo situaciones racistas e indignantes, y pongo como ejemplo ésta pero
recuerdo cientos, como la que un chaval de raza negra tuvo que abandonar el
instituto después de recibir una paliza de sus considerados compañeros gitanos.
La razón: “es que estos negros nos van a quitar el puesto” ¿?.
Si se consideran
españoles y europeos, como ellos dicen en el artículo periodístico, deben vivir
como los demás, o al menos intentarlo. Y si necesitan ayuda, se les presta,
pero no a cambio de nada. Hay unos mínimos sociales que todos debemos cumplir,
y el de conseguir la educación necesaria
para integrarse es, en mi opinión, prioritaria. Y en eso queda mucho por hacer.
CON DOS COJONES!!!!!!!!!!!Perdonar la expresión, pero es lo que siento, ojala todo el mundo tuvieramos narices a coger el toro por los cuernos y decir las cosas tan claras, es asi tal y como lo vivimos en el instituto por mucho que politicos y demas hipocritas nos quieran hacer ver.ERES EL MEJOR ENRIQUE, UN ABRAZO.PACO NICOLAS
ResponderEliminarA Paco Nicolás:
ResponderEliminarPaquito: tú siempre tan expresivo y claro. Gracias por tu apoyo conceptual y por hechos que seguro que recordamos los dos, como cuando tuviste que ir a por tu cámara de fotos para "inmortalizar" un día la pila de mesas y sillas, con papeles a medio chamuscar por el intento de pegarles fuego en un aula ¿te acuerdas? De todas formas, por nuestro bien y el de ellos, hay que hacer algo, aunque sea en plan de denuncia, y sin demagogias, para que esa gente viva sin tanto retraso social. Un abrazo.
ResponderSuprimir
Sólo voy a hacer referencia a tus comentarios sobre los profesores en comisión de servicios. Una parte de ellos son vocacionales que se merecen toda mi admiración y respeto. Otra parte, a la cual pertenezco, estamos aquí como bien dices por no viajar (si bien hace años que ya tenemos nuestra plaza en Zaragoza); pero, una vez en el instituto, nos dejamos la piel día a día para estar a la altura de lo que los alumnos y los compañeros se merecen. No sé qué te lleva a no quitarte de la cabeza el María Moliner. Si tanto te preocupa, moléstate en conocer a los profesionales que trabajan aquí antes de intentar ofender.
ResponderEliminarEn primer lugar, si yo le dijera eso que tú dices a alguien tendría la gallardía de poner mi nombre, y no firmar como "anónimo". En segundo, el reconocer un cierto tipo de admuración y solidaridad con esos profesores que se dedican en cuerpo y alma a este tipo de alumnado es reconocer la necesidad de que sigan existiendo sitios así, también llamados guetos, que solo sirven para justificar las necesidades personales de satisfacer su ocluto e inexplorado impulso misionero, o místico, lo que se confunde habitualmente con prestar servicios en la función pública. La mayor parte del profesorado no oposita para servir, que no educar ni enseñar sus especialidades, a gente que necesita otro tipo de acción sobre ellos. La labor necesaria es más propia de cualquier ONG que, con presupuestos estatales también, dicen que solucionan, o lo intentan, la vida de los demás. La labor docente es otra cosa. El que quiera dedicarse a las labores sociales misioneriles que se dedique, pero que no haga comulgar a los demás con ruedas de molino diciendo que esa es la necesaria labor docente de nadie. A los ACNEES hay que repartirlos y tratarlos adecuadamente, y dudo mucho que gente sin vocación y formación adecuada, solo impulsada por razones relacionadas con la antiguamente llamada misericordia, sepa hacer algo por esta gente desfavorcida. Gracias "anónimo" por compartir tus "ideas".
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