Se ha jubilado hoy. Es el compañero que todo el mundo
querría tener y que, egoístamente, no
deberían jubilarse nunca. Se trata de José Ramón Morejón, profesor de Educación Física
del IES Ramón y Cajal de Zaragoza. Siempre he pensado que la asignatura de
Educación Física, por todos conocida cariñosamente como “gimnasia”, era una “maría”.
En nuestros tiempos de los años 60, de los 70,80,… y ahora también. Y sin
embargo, he tenido la suerte en mi carrera profesional de toparme con alguien
que es diferente y distinto a los tópicos profesorales. Además de coincidir con
él en casi todo, académicamente, es de una calidad humana que trasciende todas
las plantillas o moldes que se tienen respecto a los profesores.
Cuando se sufren los estereotipos o los roles que, en
general, el profesorado de instituto representa hoy en día para la sociedad,
hay que destacar para bien a este tipo de personas. Lejos de ser el académico y
repetitivo instructor en ejercicios físicos, y lejos también de creer que su
asignatura es de “las importantes” en el currículo académico, su humanidad y saber hacer con el alumnado y sus compañeros
profesores le han hecho acreditarse con la mejor de las recompensas docentes,
de esas con las que nadie que no sea así puede imaginar: el aprecio y cariño
del alumnado, en primer lugar, y en segundo, de sus compañeros.
No quiero despedirme José Ramón. Tus enseñanzas humanas no
se jubilan nunca.
Touché como se dice en esgrima.
ResponderEliminarMe siento abrumado por tus amables y sinceras palabras.
GRACIAS Enrique. GRACIAS.
Me ha gustado mucho tu artículo Enrique, desde luego hay que rodearse de buena gente, de buenas personas que siempre te reportan cosas buenas, y nos enriquecen en lo personal y "espiritual".
ResponderEliminarPor esa misma razón, me siento muy orgulloso de tener unos amigos en Torrebaja, de apellidos Gil-González.
Cuídate amigo.
Como ex-alumno tanto tuyo como de José Ramón (y no creas que sé muy bien cómo he acabado en tu blog), he de decir que cada palabra es totalmente cierta. Y también que se me pone la piel de gallina siempre que recuerdo algunos momentos con este profesor.
ResponderEliminarSiempre bromeaba conmigo, pero sobre todo recuerdo que en la famosa "semana blanca" tuve un malísimo día y vino hasta mí, me llevó aparte y se sentó a escucharme, preguntarme y aconsejarme todo el tiempo que hiciera falta, y esa cara humana, por desgracia, la he conocido en pocos profesores, y eso que ya estoy a un año de acabar la Universidad.
Un abrazo, Enrique, tú también eres otro de esos profesores que siempre recuerdo con una sonrisa.
Raúl González García.