¡Dejadme vivir! Geología, Paleontología, Ecología, Educación.

Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

jueves, 1 de junio de 2017

Profesores que nunca debieron serlo.



     No podía suponer la reacción de muchos de mis antiguos colegas profesores y exalumnos al colgar en mi cuenta de facebook  la imagen de arriba, la cual acompañé del siguiente comentario: “He encontrado esta frase. Pienso lo mismo desde que me dedico a la enseñanza. Y espero no haberme equivocado”. Varias veces se ha compartido, más de 75 “likes”,  además de bastantes comentarios cariñosos y nostálgicos. Reconozco que han engordado mi ego un montón, que en estos momentos de mi trayectoria personal y profesional se agradece mucho.
     Pero quiero aquí poner de manifiesto una interpretación contraria a la que se ha hecho en mi caso y que también se puede hacer  respecto al contenido de ese cartel. Me refiero al recuerdo negativo que algunos profesores dejan en sus pacientes alumnos para el resto de sus vidas. Vidas que han sido redirigidas hacia rumbos insospechados debido a la intransigencia y desconsideración de algún que otro docente que, en mi opinión, no debieron haberse dedicado a esta noble profesión en su vida.
     Conozco casos de alumnos de escasísimos recursos familiares, en situación rayana a la pobreza extrema, que el mejor ambiente social que han llegado a conocer es el de las aulas. Que han sido tutorizados y encauzados por su profesorado (y aguantado estoicamente en bastantes ocasiones) para hacerles ver que lo que mejor podían hacer en su vida era aferrarse al estudio, a avanzar en sus conocimientos, y en asegurarse el tener una formación que les permitiera ejercer dignamente una profesión, del tipo que fuera, en el futuro. Pasaron sus estudios primarios, llegaron al instituto y se enfrentaron a la ESO, que aunque para mucho listillo e indocumentado, eso de la ESO es algo “superfácil” y banal, a gente poco acostumbrada a la cultura les supone un importante esfuerzo de adaptación intelectual. Terminan la etapa obligatoria y como se les reconoce que “valen” para el estudio, se matriculan en bachillerato. Aprueban el primer curso, y al llegar a segundo, los muy “poco responsables” se atascan con alguna asignatura del denso programa que se les obliga a cursar para llegar a la universidad. Si a esto se le une la necesidad de tener que trabajar para ayudar a la precaria economía familiar se complica aún más el asunto. En esa situación social se le somete al mismo rasero que a los demás (alguien considerará que muy justamente en aras de la igualdad…) y se le obliga a tener que esperar un año más en segundo de bachillerato a la espera de aprobar una única asignatura suspendida en el junio y septiembre anteriores. Al siguiente curso, y por razones de trabajo, no puede asistir a las valiosas y supernecesarias clases de esa materia, por lo que vuelve a suspender el primer parcial, desistiendo definitivamente de continuar el esfuerzo que supone  conseguir el bachillerato completo aprobado.
     ¡Conseguido! Ya hemos echado a una persona más del sistema educativo. No le sirve de nada (oficialmente) el haber cursado tres años el bachillerato, ni se puede presentar a las pruebas de acceso a la universidad, ni ir a un grado superior de formación profesional, pues se requiere el título de bachiller o una prueba de acceso especial. Supongo lo mal que lo estará pasando la persona afectada por esta situación. Y la vergüenza que se pasa al verle y saber que hay “compañeros” que duermen tranquilos sin haber hecho nada por suavizar algo el nivel exigido de la asignatura y dar alguna facilidad (¡sin regalar nada!) para que personas con serios problemas y que han llegado hasta ahí nadando a contracorriente desde que nacieron no se estanquen y tengan que dar un drástico giro a su vida tirando por la borda tanto esfuerzo anterior. ¿De verdad alguien se cree que un alumno que llega a segundo de bachillerato se arriesga tontamente a no conseguir nada por culpa de solo una signatura? ¿El profesorado implicado no tiene nada que ver en este fracaso? ¿No se dan cuenta que se trata de la vida de una persona?
     Kevin (así se llama el chaval), si lees esto saca fuerzas de flaquezas y sigue adelante. El próximo cuso te espera con nuevo profesorado y nunca es tarde, pues la mayoría de los docentes no somos así. Seguro que lo consigues.
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario