¡Dejadme vivir! Geología, Paleontología, Ecología, Educación.

Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

viernes, 5 de mayo de 2017

Más Serranía Celtibérica para Teruel.


Central térmica de Andorra, en Teruel.

     Se dan más pasos para despoblar la “Serranía Celtibérica”. En plena campaña de difusión de lo que es y significa ese término se producen casi seguidas dos noticias de gran calado respecto a la economía  aragonesa de Teruel: los próximos cierres de las minas de Riodeva y la central térmica de Andorra. Los dos acontecimientos supondrán una drástica reducción de empleos con el consiguiente éxodo (casi seguro) de los pobladores de estas áreas maltratadas del profundo Teruel, lo que conlleva a un deterioro mayor aún, si cabe, de su débil entramado social.
     No sabemos si los integrantes de algún colectivo conservacionista se habrán alegrado por ello, pues si esas minas y la central térmica desaparecen se dejará de echar a la atmósfera de Andorra gases que generan  lluvia  ácida en los terrenos castellonenses, y se dejará de destrozar el entorno de Riodeva por el continuo desmonte de las estribaciones del monte Javalambre en busca y extracción de caolín. Los muy vigilantes estuvieron en su día al quite ante la posibilidad de abrir una cantera (a cielo abierto) en Alfambra para sacar arcillas esgrimiendo todo tipo de variopintas razones para que no se abrieran, por ser molestas para los pobladores de la localidad, y por impactantes y destrozadoras del paisaje. Así que, ante noticias como las de ahora es posible que aplaudan hasta con las orejas. Que no les toque a ninguno de ellos la regulación de empleo que supondrán estos cierres, aunque casi seguro que no, pues no suele haber mucho activista entre los colectivos de trabajadores de base.
 
Minas de caolín, Riodeva (Teruel).
 
     Pero ante el inmenso problema  social que se avecina, ¿qué se puede hacer? Espero (aunque no con mucha convicción) que desde la administración autonómica (para la estatal casi no existimos los aragoneses…) se sea sensible con el problema de tanta gente afectada y haga algo ya. ¿Qué? Pues crear de urgencia unas condiciones e infraestructuras empresariales que permitan asentar la población en la zona. ¿Y cómo se hace eso? Pues, por un lado,  facilitando terrenos públicos a empresas dispuestas a invertir allí,  con condiciones laborales y de formación  especiales para los habitantes locales, con el fin de que se puedan “reemplear”  y realizar trabajos afines a sus habilidades y formación. Y por otro, que la iniciativa privada se vea complementada con empresas de titularidad pública, que tanto se prodigaron hasta hace pocos años en otros sitios, con el fin de evitar una migración masiva de los ya pocos habitantes de  esas comarcas. Parece muy difícil, pero no es imposible. Hay que alejarse de una vez del  repetido “blablabla” de desarrollar el turismo rural y patrocinar la artesanía local (que también…),  para iniciar un proceso de recomposición real y con perspectivas de futuro,  pues la “poesía turística” no revitaliza social y económicamente una zona deprimida, ya que suele ser un complemento de bienestar en una zona con un mínimo grado de desarrollo. Y no es el caso.
     Pero claro, todo eso podrá llevarse a cabo con el apoyo y comprensión de una sociedad  que de verdad articule criterios y argumentos válidos para salir del atolladero, como en el que está metida hoy en día toda la provincia de Teruel. Desarrollo basado, como no puede ser de otra forma, en un debido respeto a la naturaleza y con criterios medioambientales claros, pero sin los trasnochados  remilgos pseudoecologistas a los que nos tienen acostumbrados los conservacionistas de salón. Pensando en la gente en primer lugar… ¿o no?
 

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