La
excelencia educativa, ese término tan sonoro y contundente, es una de las metas
que la nueva ley de educación se ha propuesto conseguir. Nadie sabe ni cuándo ni en dónde. Sobre todo si se tiene
que lidiar a diario con clases de 35 alumnos o más. Si hay que atender en esas aulas a más de un inmigrante que no habla ni una
sola palabra de nuestro idioma, y además se han anulado los apoyos de inmersión
lingüística que había antes. O si el gran recorte presupuestario ha llevado a un impresionante
déficit en personal que hace que los centros educativos se hayan convertido en
un simple tren con los vagones llenos.
La
Programación General Anual (PGA) de los
centros, además de una descripción de datos técnicos, representa un auténtico
llanto de los claustros de profesores ante la imposibilidad de enfrentarse a
tanto reto casi imposible. No hay consuelo alguno. Ni siquiera alivia el constante
aguijoneo de los departamentos de orientación de los centros a través del cual
se insta al profesorado a realizar absurdos y rebuscados informes psicopedagógicos del
alumnado inmigrante recién aterrizado. En ellos hay que evaluar el “nivel” académico, y
sus desfases, incluso de alumnos que no hablan ni entienden español y que, por tanto, no hay manera de
comunicarse con ellos. Pero, “hacen falta papeles para poder hacer algo”,
argumentan los pobres orientadores, más desorientados que otra cosa.
Se
implanta e impone la LOMCE. Se nos aplica sumisamente desde las autonomías
gobernadas ahora por los que tanto protestaron antes (y con razón) vestidos de verde, y nadie dice nada de nada
ahora. Ya no hay "escraches" delante del domicilio del consejero/a de educación;
no hay tampoco concentraciones en las puertas de los centros; todo lo "legal", se asume y aplica sin
rechistar. ¿Habrá vuelto a gobernar otra casta?
Pero nos da lo mismo, pues sabemos que podemos con todo lo que nos echen, como hemos hecho siempre. El ser docente
en esta difícil situación, en algunos centros teniendo que gestionar las
necesidades educativas de un alumnado perteneciente incluso a 30 nacionalidades, es todo un reto para nosotros, y supone un alto porcentaje de fina profesionalidad, incluso de heroicidad. Que no le quepa ninguna duda a nadie, estamos
a un paso de ser “excelentes”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario