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Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

lunes, 27 de abril de 2015

Los arrecifes coralinos jurásicos de Arroyo Cerezo, en el Rincón de Ademuz (Valencia).


Arrecife coralino actual.
     Son bien conocidos por su estado de conservación y espectacularidad los arrecifes fósiles de  Jabaloyas, en la provincia de Teruel. Y en la lindante comarca valenciana del Rincón de Ademuz también se han  descubierto y estudiado, en concreto junto a la población de Arroyo Cerezo, restos bien conservados de arrecifes coralinos, también del Jurásico superior.
Posición de la isla Iberia en el mar del Tetis jurásico.(.)
     Hace más de 150 millones de años  la isla que denominamos ahora como Iberia,  se situaba en el lado oeste del famoso mar del Tetis, abierto hacia el este, y próxima a la apertura del Atlántico norte, separando los actuales continentes europeo y americano. Durante muchos millones de años las subidas y bajadas del nivel del mar, relacionadas con los cambios climáticos de entonces, permitieron el avance y retroceso de la línea de costa jurásica, con el consiguiente depósito de materiales carbonatados en su fondo y la proliferación de organismos capaces de construir estructuras arrecifales bien desarrolladas debido al clima tropical reinante.
 
Situación geográfica de Arroyo Cerezo
 en el Rincón de Ademuz (Valencia).
 
     A juzgar por los arrecifes de coral actuales, la construcción carbonatada de los mismos se debe a la simbiosis entre corales  y algas, que facilita la formación del propio esqueleto coralino. Teniendo en cuenta que los factores limitantes de su formación son la temperatura y la luz  (tropical para el primero y la existente a no más de 30 metros de profundidad para el segundo),   los arrecifes fósiles representan unos excelentes y fiables indicadores paleoecológicos.  Además, una característica a reseñar de estos arrecifes es que en la formación de su esqueleto calcáreo también intervinieron  otros organismos además de los propios corales, sobre todo esponjas calcáreas (estromatopóridos) y cianobacterias.

Barranco de Arroyo Cerezo. En la ladera norte, la de la izquierda de la imagen,
 es en la que afloran los arrecifes jurásicos.
     Aunque la conservación de estos pináculos recifales es buena hay cierto nivel de rotura en los mismos debido a dos procesos de diferente naturaleza. Por un lado la acción mecánica del oleaje, y por otro una posible bioerosión debida a la acción de otros organismos, como moluscos bivalvos. Los numerosos fragmentos coralinos fijados entre ellos por la acción de las cianobacterias se consolidan y fijan como gran estructura por relleno de sus huecos con material carbonatado precipitado de un visible color amarillo.

Vista parcial de los arrecifes de Arroyo Cerezo.
 Encima de la palabra "Arrecifes" un pináculo recifal (ver la escala vertical con la referencia
 de una persona a modo de escala). Por encima de los pináculos los niveles de oolitos,
 y más arriba, de oncolitos. (.)
Vista general del corte de materiales jurásicos donde se localizan los pináculos de arrecifes.
    
Pináculos coralinos formados por corales y esponjas calcáreas. (.)
     Si se observa la vertiente norte del barranco de Arroyo Cerezo se distinguen varios altos pináculos recifales (de hasta 8 m), resultado del ascenso paulatino del nivel del mar, lo que facilitó su gran crecimiento  vertical. Cubriendo estos pináculos hay también depósitos carbonatados en estratificación horizontal aparente resultado de la diagénesis de arenas carbonatadas formadas por oolitos, es decir, partículas milimétricas formadas por precipitación carbonatada entorno a un núcleo, originadas en un medio sedimentario agitado como el de una zona de oleaje costero. Más arriba de la serie, al límite del barranco, los niveles calcáreos están formados por acumulaciones de oncolitos, es decir, partículas esferoidales de hasta 5 cm de tamaño formadas por láminas concéntricas de cianobacterias alrededor de un núcleo carbonatado.
 

(.)

Vista parcial de los pináculos arrecifales de Arroyo Cerezo.
 Ángel Zaragoza Luz nos da una idea de sus dimensiones.
 

     A finales del Jurásico y comienzos del Cretácico se continentaliza la zona por retirada de la línea de costa, quedando registro sedimentario y fósil de tipo continental, como los restos de dinosaurios de Riodeva y Aras de Alpuente. Durante el Cretácico superior vuelve el mar con depósitos marinos. El relieve actual, corresponde  a la incisión lineal producida por  una importante red de drenaje que actúa sobre materiales mesozoicos y cenozoicos fuertemente deformados. Esta deformación no es puntual sino que se genera en diferentes episodios tectónicos ocurridos en el transcurso de la Orogenia Alpina desde finales del Cretácico.

Nota: Las imágenes marcadas en su pie de figura con el signo (.) han sido modificadas de:

2015. Santisteban, C; Aurell, M; Bádenas, B. Arroyo cerezo: Arrecifes y arenas blancas tropicales de finales del Jurásico. Texto divulgativo del Geolodía 15 (Valencia). 8 págs. Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT). 

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