¡Dejadme vivir! Geología, Paleontología, Ecología, Educación.

Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

jueves, 3 de julio de 2014

Tercera corrección.


     Por suerte o por desgracia ha habido que realizar una tercera corrección de los exámenes de selectividad de la asignatura “Ciencias de la tierra y medioambientales” (ctma). Y me ha  tocado a mí el hacerlo. ¡Increíble! Más de cuatro puntos de diferencia en bastantes casos respecto a la calificación puesta por el primer corrector, que era un mismo  profesor universitario del departamento de Ciencias de la Tierra (geología) de la Universidad para esos exámenes. Preguntas calificadas por él con un 0,1 puntos sobre 0,5 se recalificaban en la tercera corrección en 0,4 y/o 0,5 puntos, casi igual que la segunda corrección realizada por la, en este caso, coordinadora de la asignatura en la universidad. ¿A qué es debido esto? Pueden ser equivocaciones inocentes, una mala racha personal o falta de honestidad. No lo sé, la verdad. Algún profesor universitario dice que los profesores de universidad no ponen nunca dieces… ¿Increíble también, no? Será por algún complejo de inferioridad transformado en superioridad o por  simple y llana estupidez? Tampoco lo sé. Pero de poner dieces a infravalorar sin piedad lo que los alumnos ponen va un abismo. Y eso puede ser, casi seguro, por inseguridad personal o por desconocimiento del tema, o las dos cosas.


     Teniendo en cuenta que los que pasan por una tercera corrección son los que han reclamado su nota, ¿qué habrá pasado con los que no lo han hecho? No es fácil aceptar que por una mala corrección, basada en una falta total de coherencia, honestidad y respeto humano, algunos alumnos se vean sometidos al capricho de estos “correctores” y vean truncadas por unas décimas la entrada a una determinada carrera, y por tanto, a un futuro profesional. Pero algunos no tienen más remedio que aguantarlo. Me hubiera gustado ver cómo contestaban a las preguntas del examen esos profesores tan “exigentes”, por decir algo, aunque me lo imagino.

 

    Esperemos que las autoridades académicas universitarias actúen en consecuencia, las cuales son ya sabedoras de este atropello. En caso contrario se convierten en cómplices de este despropósito. Ya veremos…, no me fío nada.

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