Por suerte o por desgracia ha habido que realizar una
tercera corrección de los exámenes de selectividad de la asignatura “Ciencias
de la tierra y medioambientales” (ctma). Y me ha tocado a mí el hacerlo. ¡Increíble! Más de
cuatro puntos de diferencia en bastantes casos respecto a la calificación puesta por el primer corrector, que
era un mismo profesor universitario del
departamento de Ciencias de la Tierra (geología) de la Universidad para esos exámenes. Preguntas
calificadas por él con un 0,1 puntos sobre 0,5 se recalificaban en la tercera
corrección en 0,4 y/o 0,5 puntos, casi igual que la segunda corrección
realizada por la, en este caso, coordinadora de la asignatura en la universidad.
¿A qué es debido esto? Pueden ser equivocaciones inocentes, una mala racha
personal o falta de honestidad. No lo sé, la verdad. Algún profesor
universitario dice que los profesores de universidad no ponen nunca dieces…
¿Increíble también, no? Será por algún complejo de inferioridad transformado en
superioridad o por simple y llana estupidez?
Tampoco lo sé. Pero de poner dieces a infravalorar sin piedad lo que los alumnos ponen va un abismo. Y eso puede ser, casi seguro, por inseguridad personal o por desconocimiento del tema, o las dos cosas.
Teniendo en cuenta que los que pasan por una tercera
corrección son los que han reclamado su nota, ¿qué habrá pasado con los que no
lo han hecho? No es fácil aceptar que por una mala corrección, basada en una
falta total de coherencia, honestidad y respeto humano, algunos alumnos se vean
sometidos al capricho de estos “correctores” y vean truncadas por unas décimas
la entrada a una determinada carrera, y por tanto, a un futuro profesional.
Pero algunos no tienen más remedio que aguantarlo. Me hubiera gustado ver cómo contestaban a
las preguntas del examen esos profesores tan “exigentes”, por decir algo,
aunque me lo imagino.
Esperemos que las autoridades académicas universitarias actúen
en consecuencia, las cuales son ya sabedoras de este atropello. En caso
contrario se convierten en cómplices de este despropósito. Ya veremos…, no me
fío nada.
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