¡Dejadme vivir! Geología, Paleontología, Ecología, Educación.

Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

sábado, 10 de mayo de 2014

Educación y deporte de "élite".



     Les llaman "profesionales del deporte" o "deportistas de élite". Son gente que desde pequeños son animados a involucrarse más y más en actividades "deportivas" tan relajantes y sanas, aunque ridículas, como salto de altura, de vallas, o de longitud. Resulta muy difícil de creer que una persona intelectualmente normal, joven y sana se dedique ocho  horas al día, o más, a entrenar para ser los mejores de su pueblo, comunidad, país, continente, o planeta en una actividad de ese calibre. ¡Hay gente "pa tó"! como decía un famoso torero del pasado siglo, pero además es que no se oye ni una crítica en contra de estas vidas semiesclavas. Al contrario, hay que añadir a esto una marea humana detrás, animando, ensalzando y queriendo circo para divertirse. Porque eso es a lo que se asemejan, a  unos artistas circenses con musculitos.
 

     ¡Pobre gente!  ¿No se darán cuenta, ya de adultos, de que son utilizados por muchos que viven de ellos? ¿De verdad su interés en la vida puede ser el conseguir situarse como número 1 en esas especialidades atléticas? ¿A quién le importa que se salten  más de 4 metros de altura o casi 9 metros de longitud? ¿Qué se consigue personalmente con ello en una vida? No suele haber respuestas coherentes a estas respuestas. Yo cuando se las hago a los pocos alumnos míos que se dedican a estos menesteres suelen contestar un escueto y casi decepcionante "es que me gusta". Y no los sacas de ahí.
 

     Estamos habituados a ver las caras de fronterizos de muchos deportistas consagrados en la actualidad, aunque estén rodeados y cubiertos de oros, coches y otros lujos debido al dineral que ganan por hacer de algo tan bello como el deporte una competición desmedida  y una dedicación exclusiva en sus vidas. Y ese es el verdadero peligro. Miles de jovencitos adolescentes se emocionan al ver los destellos mediáticos de sus ídolos, por lo que quieren seguir sus pasos sacrificando sus vidas personales, muchas veces animados y empujados por sus familiares, sin darse cuenta que en realidad van encaminados  a una caída en picado, en especial  cuando  descubren,  más bien les dicen después de exprimirlos unos años, que "no sirven" para el deporte. Pero claro, el negocio está siempre por delante de las formaciones académicas de los chavales. Entrenadores entusiastas, clubs exclusivos, acciones sociales de cajas y bancos, y sobre todo, gigantescas empresas dedicadas a la venta de material deportivo no dejan de ser los encargados y los más interesados en manipular mentes para que se defienda, promocione y se extienda la "práctica deportiva" de competición, que es muy sano, dicen. Y en esto no hay orientaciones, recomendaciones, protestas de asociaciones ni acciones reivindicativas para liberar a la juventud de la adicción al éxito deportivo que muchos sufren en esta sociedad. Nada de nada. Todo parece estar bien.
 

     Lo que no dicen ni advierten a los que se inician es  del desmoronamiento personal  que muchísimos de estos incautos sufren, incluso en casos de relumbrón,cuando tienen que dejar de ser "saltimbanquis", por lesiones, por edad, por  forma física inadecuada, y tener que "retirarse" a hacer otras cosas. Pero, ¿qué cosas? ¡Si los pobres no saben hacer la O con un canuto! Entonces surgen los negocios sucios y fáciles,  las depresiones, los ingresos hospitalarios y el morbo mediático. Y en algunos casos se llega a la muerte prematura. Pero es igual, no pasa nada. Siempre hay gente de recambio…
 

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