Bardenas reales, Aragón/Navarra. |
En este mismo blog realicé una entrada referente al libro publicado
por Leandro Sequeiros y Eladio Liñán en 1978 titulado “Geología de Aragón,
rocas y fósiles” http://dejadmevivir.blogspot.com.es/2012/02/un-libro-de-rocas-y-fosiles-de-aragon.html. Estos dos profesores de paleontología de la Universidad de Zaragoza
de entonces, con quienes mantengo todavía una buena relación, iniciaron con ese
trabajo una de las primeras obras de divulgación científica que se realizaban
de esas materias en tierras aragonesas. En un periodo de tiempo complicado
socialmente en España (recién estrenada la democracia) estaba casi todo por hacer en temas tan poco
llamativos y aparentemente de “escasa utilidad” para muchos como eran la Geología y la Paleontología. En
ese artículo reseñé la positiva
valoración que entonces se hizo en el ámbito universitario del acercamiento de
las ciencias geológicas a la sociedad que se pretendió hacer con esa publicación.
Hoy en día, y 40 años después, y con un departamento de la
universidad dedicado a la docencia e investigación geológica totalmente
consolidado, creo que es necesario hacer un pequeño esfuerzo en recordar y
valorar de nuevo, con agrado y
reconocimiento, el pequeño paso que se dio entonces y que sirvió, sin duda, a
que la valoración de la geología aragonesa sea lo buena que es hoy. Aunque esto
no siempre ha sido así.
Hace solamente dos años que la educación preuniversitaria ha
recuperado la asignatura de Geología
como materia examinable en las pruebas de acceso a la universidad. Durante
varios lustros fue casi borrada del mapa curricular y relegada a ser una simple
materia optativa, la cual muchos de los alumnos que la cursaban en 2º de
bachillerato elegían como última opción o como relleno académico de sus
estudios. En este segundo curso en el que la Geología compite en igualdad de
importancia con las tradicionales asignaturas
científicas, el alumnado que la elija para ser examinado de ella en las
pruebas de acceso deberá someterse a un
examen en el que el rigor necesario para
cualquier otra asignatura científica estará presente aquí también. Para ello, y
desde la coordinación de la universidad, se ha diseñado con mucha celeridad y eficacia una amplia batería de preguntas- tipo que pueden
servir de orientación a todo el profesorado aragonés que imparte Geología en el
bachillerato. Ajustándose al modelo de
prueba que las autoridades educativas proponen/imponen a través de la ley se ha
podido diseñar un nutrido repertorio de preguntas ajustado a los bloques
temáticos establecidos, propio de las distintas especialidades geológicas, y que abarcan una amplia serie de
contenidos que se exigen hoy en día para
poder entrar en la universidad y cursar
el grado de Geología.
Si los autores del libro arriba citado supieran los
conocimientos que hoy en día se exigen de Geología para entrar en la
universidad quedarían profundamente asombrados del alto nivel que deben tener
los jóvenes actuales de 18 años en todas las materias y especialidades geológicas. Nivel que ni en sueños pudimos soñar nosotros
cuando empezamos la carrera hace 40 años. Y aunque la tendencia social desde hace años es hacer críticas fundamentadas en lo mal preparados
que llegan los alumnos ahora a la universidad, la constatación de una gran exigencia para entrar a geológicas, aunque siempre es
discutible, permite hacer llegar a la universidad personas preparadas y comprometidas con la Geología que podrán
exigir, a su vez, una mayor implicación y dedicación del profesorado
universitario en busca de una cada vez más adecuada calidad
de la docencia.
Por eso, cuando en los institutos enseñamos, ya casi como
una reliquia, ese primer libro divulgativo de la geología aragonesa, pedimos
que se trate con el mayor de los respetos. Que un libro con evidentes
escasos recursos tipográficos, y con cándidos dibujos, figuras y mapas hechos a
mano casi todos por los autores, es la base documental de la que muchos
partimos en esos convulsos años de finales de los 70 para aprender geología. Y
además, si se compara con los medios actuales, resulta una prueba más del
cambio brutal que la enseñanza de esta materia ha sufrido en las últimas cuatro
décadas. Como una vez me dijo uno de los autores de ese libro, Leandro Sequeiros,
en un puzzle de muchas piezas, con que falte una sola, aunque se vea muy completa la imagen del mismo,
no estará completo el puzzle. Igual pasa con el recorrido que ha hecho la
geología aragonesa en estos 40 años. Ese libro debe estar, y desde luego en
lugar preferente, en nuestro inmenso puzzle
geológico aragonés.
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