Comienza el curso 2016/17 y nadie tiene claro qué va a pasar
con las pruebas de acceso para acceder a la universidad el próximo año. La
información que tienen los centros educativos de educación secundaria aragoneses se basa en asumir la noticia de que
la Diputación General de Aragón (DGA) elaborará unas pruebas para que los
alumnos las realicen al finalizar el segundo curso de bachillerato, las cuales
deberán ser previamente admitidas y aprobadas por Ministerio de Educación, y
que se usarán para “entrar” a la Universidad. La promesa y acuerdo de partidos
de no comenzar este curso con la inmediata aplicación de la LOMCE en Aragón ha
caído en el olvido más absoluto.
Al parecer deberán examinarse de todas la asignaturas
denominadas “troncales” (Historia, Lengua, Inglés…), de dos de las “troncales
especificas” de cada modalidad, además de una “específica”. Y nada más. Esa es
toda la información de la que se dispone y que debe ser suficiente como para
empezar el curso e impartir asignaturas que serán objeto de evaluación con el
fin de acceder a la docencia universitaria.
Durante muchos años la universidad se ha encargado de
preparar, diseñar, acotar, y ajustar los amplísimos temarios de las abigarradas
asignaturas del bachiller con el objetivo de hacer con ellos unos exámenes racionales y objetivos para el selectivo
acceso. Muchos coordinadores de la Universidad han dedicado un gran esfuerzo en acordar con el
profesorado de secundaria unas pruebas de acceso coherentes y ponderadas, como
ha sido el caso de las Ciencias de la Tierra y Medioambientales, en la que se
han obtenido resultados más que satisfactorios en los exámenes de los últimos años desde que existe una coordinación
eficaz.
Pero si analizamos ahora el caso de la asignatura de
Geología, recién incorporada al elenco de “troncales específicas”, nos
encontramos con un vacío total en cuanto a niveles educativos y contenidos examinables en esas pruebas
selectivas. ¿Con qué criterio hay que abordar ahora la docencia de esa
asignatura? Pero hay más preguntas que preocupan mucho tanto a docentes como al
alumnado. Por ejemplo, ¿Todas las
asignaturas cuentan lo mismo para obtener la nota final en esa “selectividad” o
“reválida”?; Si no es así, ¿en qué
medida se tendrán en cuenta las asignaturas específicas en relación con las
troncales? ; ¿Las pruebas de las
asignaturas troncales serán las mismas
para todas las modalidades de bachillerato?; ¿Una preselección de carrera
universitaria condicionará el valor
numérico asignado a la asignatura de la que se examinan?
Comentan también en ámbitos bien informados que durante este
primer trimestre estará ya todo contestado, determinado y claro. Lo dudo. Sería la primera
vez que la administración educativa hace sus previsiones con holgura de tiempo y aclara
cuestiones esenciales que preocupan a la gente. Y esta vez lo
requiere. Es necesario que todas estas dudas, y otras muchas, se aclaren de una
vez. Esperaremos.
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