¡Dejadme vivir! Geología, Paleontología, Ecología, Educación.

Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

martes, 14 de octubre de 2014

Tarjetas negras en educación.


 
     Desde luego no es nada comparable, ni en calidad ni en cantidad, con lo que estamos viendo últimamente respecto al uso indebido de  tarjetas en alguna famosa  entidad bancaria. Pero  es tan criticable e indeseable como en ese caso. No se habla de ello, pero pasa, y pasa desapercibido  desde hace muchos años y bajo administraciones de los dos partidos mayoritarios.
     Seguramente casi nadie que no sea del gremio educativo conocerá las muchas maneras que hay  de conseguir unos dinerillos a cambio de nada por los funcionarios de este departamento. Nos escandalizamos, y con razón, de que algunos consejeros de banco gasten y no declaren dinero en sus excesivos “gastos particulares”,  como en farmacias, fiestas, restaurantes o en temas algo más libidinosos. Pero nos parecen bien, o al menos no mal, por la escasa cuantía que suponen (aunque esto es muy relativo),  gastos sufragados por el presupuesto estatal, y considerados casi como un “derecho más” como, por ejemplo, disponer de matrícula gratuita por el derecho a examen en la Escuela Oficial de Idiomas para el funcionario de educación ó sus familiares (casi siempre hijos). Y que los profesores de la universidad, al menos en la de Zaragoza,  estén exentos de pagar las  tasas de matriculación de sus hijos en las carreras universitarias ó en los másteres oficiales. Esto, que a algunos les puede parecer que es poca cosa, entre los cuatro o cinco cursos de un grado más un máster posterior de un solo curso,  alcanza una cantidad que oscila entre los 8.000 y los 12.000 euros en total. Si multiplicamos esto por un número de usuarios de estas prebendas que podemos suponer que hay, la cifra se desborda por todos los lados. ¿No parece esto escandaloso? O la gran cantidad de directores de instituto que, tras ocho años de ejercer  ese cargo con complemento retributivo especial, que varía según el tamaño del centro, lo siguen cobrando (en parte) al dejar de serlo, de por vida laboral, y sin ya tener responsabilidad alguna. ¿Este gasto es necesario? Y me dejo más ejemplos...
     ¿Todo esto es normal? ¿Se tiene derecho a ello? ¿Debe ser así? Lo que está claro es que nadie se escandaliza ni protesta de estas prebendas del funcionariado de educación (en otros ministerios o consejerías también sé que los hay, incluso superiores...), muchos por desconocimiento, otros por no ahondar más aún las grandes brechas existentes entre este colectivo educativo y la sociedad en general. Y otros, los más inmorales, porque harían lo mismo si estuvieran en su lugar y por eso “comprenden” esta actitud. Pero si nos ponemos puntillosos con los demás (¡y, por supuesto que hay que ponerse…!) también tendremos que hacer autocrítica y ser menos generosos con nosotros mismos a cargo de los impuestos que pagamos entre todos. Las necesarias reivindicaciones educativas y salariales deben ir por otro camino. No valen subterfugios extraños. Solo vale ser honestos y no pretender perpetuar privilegios para unos pocos con el dinero de todos.

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