Carretera ecológica. |
El medioambientalismo ha dado en los últimos lustros un sinfín
de términos, aparentemente extraños, respecto a las diferentes actuaciones del
hombre en la naturaleza. Los más conocidos son
el hiperdesarrollismo, que resumidamente consiste en el uso indiscriminado
de los recursos naturales con el fin de lucrarse o generar riquezas sin prever
consecuencias nefastas para el entorno, o no importarle; el conservacionismo a
ultranza, que representa un movimiento crítico con el anterior y tendente a la preservación
del entorno sin valorar los posibles beneficios que para el hombre pudieran
obtenerse de él; y el desarrollo sostenible, que acercando posturas entre los
dos anteriores pretende un desarrollo social regulado y respetuoso, alterando lo mínimo posible a los ecosistemas
sobre los que el hombre se asienta.
Detergente ecológico. |
Sin embargo, es fácil descubrir a través de los medios
informativos multitud de propuestas de actuación, desde la administración o
privadas, que intentar mostrar la cara amable de una intervención sobre algo.
¿Quién no ha visto la propaganda de un coche argumentando que no es, o es
mínimamente, contaminante? O la construcción de chalés con “piscinas ecológicas”;
o incluso campos de golf en los que usan “aguas residuales” para evitar así la
tentación de acusaciones de malgasto de agua. Es lo habitual. Y eso se produce,
estoy convencido, por la estrategia industrial/comercial de hacer “ecológico”
algo que no lo es tanto.
Piscina ambientada en un entorno "natural". |
¿Qué ocurre, entonces? ¿Nos están engañando? Pues
seguramente sí, pero con mucho estilo… Nos están aplicando este concepto que
creo que extracta lo que en los últimos tiempos nos están haciendo:
hiperdesarrollismo pseudoecológico. Consiste en acallar muchas voces
discordantes con el “sentir” conservacionista que mucha gente tiene, o cree
tener. Es tan obsesiva, aunque a la vez
superficial, la campaña concienciadora respecto
a la conservación del entorno natural, que aun teniendo mucho de bueno, tiene grandes fisuras. La principal es la falta real
de formación ecológica que la mayoría de las personas tienen, derivada sin duda
del paso fugaz de temas medioambientales en los contenidos educativos de las
sucesivas leyes de educación de nuestro país. Y esa falta de formación hace tragar con todo lo que se barniza de verde y ecológico, que es lo que se
lleva y da credibilidad. Si oyen o leen que algo tiene en cuenta la
conservación del entorno, o es respetuoso con los valores naturales del lugar, es suficiente para tirarse en plancha a
aceptar o recomendar, o por lo menos a no desechar, el producto ofrecido.
Parque urbano . |
Ejemplos engañosos conocemos todos, aunque no nos hayamos
dado cuenta de su finalidad real. Que se anuncia que los detergentes no llevan
fosfatos (sin ver qué más llevan…), pues
entonces son ecológicos y es bueno usarlos; que los supermercados nos cobran
las bolsas de plástico para así “reducir residuos” y generar conciencia ecológica, pues les creemos a pies juntillas y encima alabamos la propuesta;
que nos construyen en las ciudades parques con grandes extensiones de césped,
pues pensamos que verde está más bonito y que el ayuntamiento, además, hace lo adecuado por crear “zonas verdes”,
mucho más ecológicas que si son de otro
color. Pero nadie, incluso formado ecológicamente, expone su oposición a que, por ejemplo, los
millones de productos para teñirse el
pelo lleven contaminantes del agua; o
que sea innecesario emplear masivamente envases de cartón o metal para leche, vino, o
envoltorios de plástico en numerosos alimentos, etc. Parece que ecológicamente
esté permitido, y nos deja la conciencia tranquila, el uso en nuestra vida de productos que proceden de un complicado proceso industrial,
extracción agresiva de materias primas, o que su uso genere abundantes residuos
y elementos contaminantes. Eso nos da igual, al parecer, o se ignora por lo
general. ¿Por qué? Pues porque hay todo un complicado e interesado movimiento
que hace lo posible para que creamos que
lo necesario en nuestras vidas occidentales ha pasado por los controles ambientales suficientes y necesarios: son,
aparentemente, productos o actuaciones ecológicamente aceptables. Eso es el
hiperdesarrollismo pseudoecológico. Un engaño. Necesitamos formación y vista de
lince para no caer en su trampa.
Amigo Enrique como siempre un placer leerte, desde luego que hay muchas incoherencias, pero a día de hoy el problema fundamental a mi juicio es la falta de concienciación medio ambiental, y de respeto al entorno, incluso aunque éste sea urbano.
ResponderEliminarHace poco estuve en una zona de habituales excursiones, y los desperdicios se contaban por miles...
En fin que como siempre un placer pasear por tu blog.
Abrazo grande ;)
El medio ambiente es nuestro hogar por ello debemos cuidarlo de cualquier forma, no nos olvidemos que podremos implementar muchos roles en nuestra sociedad para poder cuidarlo, sobre todo reducir considerablemente el uso de plástico, con las nuevas bolsas biodegradables mexico.
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