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Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

viernes, 28 de octubre de 2011

El trasvase del Ebro: atacan de nuevo



"El Ebro guarda silencio al pasar por El Pilar..."
Y quiere seguir haciéndolo.


Sí, atacan de nuevo. Me refiero a las pretensiones de los políticos en el poder de las comunidades autónomas mediterráneas de hacer un Trasvase del Ebro. Varios políticos del PP nacional, y en especial del PP valenciano, quieren conseguir más votos aún con la ya trasnochada consigna de que es necesario hacer un trasvase desde las cuencas hidrográficas "sobrantes" a las "necesitadas".


 En su día resultaba ofensivo, repetitivo, irritante, amargante, y, porqué no decirlo, un tanto insolidario. Este último epíteto nos lo adjudicaron hace unos años a los aragoneses desde instancias oficiales del PP por la "intransigencia" de nuestras gentes a que se trasvasaran aguas para el enriquecimiento progresivo del entonces pujante levante español,  sin tener en cuenta el preocupante y secular abandono  de Aragón y otras tierras del interior. "Cazurros, brutos, egoístas...", nos dijeron de todo. Y no por que mucha de la gente que se manifestaba en su día se defendiera solo con sentimientos y no supiera realmente argumentar las razones sociales y medioambientales de su NO al trasvase, sino por puro desprecio y ninguneo hacia la minoría y, sobretodo, al entonces bajo número de votantes hacia sus filas en esta región. Pero es necesario dejar claro que hay serias y contundentes razones por las que decir un NO ROTUNDO a esas pretensiones políticas, y medioambientalmente nafastas, de realizar un destrozo ecológico de esas dimensiones.


Azud del Ebro a su paso por Zaragoza.



Cuando se oye decir al nuevo presidente valenciano que nunca renunciarán a que las comunidades con sobrantes de agua abastezcan a las que son deficitarias, solo puede hacer aflorar a la gente, en especial a las que estamos preocupadas y vigilantes  por el medio ambiente, una sonrisa de vergüenza al ver, una vez más, el bajo nivel de preparación ecológica de estas gentes que, por desgracia, nos representan. Que alguien les explique, y no solo a su presidente, que el agua de un río, NUNCA sobra. Lejos de considerar que "el agua es de los que  viven cerca de donde pasa", que "el agua es nuestra ya que pasa por aquí", o que hay que dejar al río que "lleve su curso", es necesario tener unas cuantas ideas mínimamente claras para poder decir NO a esos trasvases intercuencas, sean o no además, y eso es casi anecdótico, obras "faraónicas". Por eso, y en relación con lo anteriomente dicho de que nunca sobra agua de un río, es necesario decir, aunque sin profundizar geológicamente en el tema, que la que vemos al acercarnos a la orilla es la que lleva en ese preciso momento, y por eso mismo puede variar en otro, al ser , en especial en este caso del Ebro, un río de tipo estacional. Si, según los trasvasistas, se puede coger y llevar agua a otra cuenca porque sobra, habría que preguntarles la razón por la que no recogen la que sueltan los ríos mediterráneos al mar cada día. Una respuesta de tipo ecológico que puede recibirse a esta pregunta es que pretenden salvaguardar el "caudal ecológico" de esos ríos, el cual, en el caso del Ebro, también se vería protegido por sus decisiones políticas trasvasistas, ¡faltaría más! Y precisamente  ahí está el error: en considerar que el agua puede trasvasarse de cuenca a cuenca sin nungún miramiento ni repercusión. Eso no es así. El ciclo del agua, para los que no lo sepan aún, incluídos los políticos, necesita de un control de uso y requerimientos hídricos basados en la geografía de los límites de su propia cuenca. Es decir, no hay un funcionamiento hídrico correcto con el agua de la cuenca fuera de los límites de la propia cuenca. Algunos grupos favorables a hacer el trasvase argumentan, en un supuesto, aunque ineficaz, ataque a los detractores del mismo, que sí parece bien el que se quiera traer agua de calidad a la ciudad de Zaragoza desde una conducción proveniente del embalse de Yesa, cerca del prepirineo oscense. ¡Pues claro!, esa actuación  es, a pesar de ciertas controversias y trabas, ecológicamente correcta, pues se está trayendo agua desde dentro de la propia cuenca hidrográfica, y eso no afecta a la  circulación natural de agua en su interior. Se preserva entonces el denominado ciclo del agua.

Ciclo del Agua.

Tanto desde un punto de vista social, económico y, sobre todo, medioambiental, la idea del Trasvase del Ebro es algo discriminatorio, egoísta, trasnochado y carente del más mínimo talento socioecológico.

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