Desde que se eliminó la Geología de las pruebas de acceso a
la universidad y quedó relegada a ser una optativa más a ofrecer al alumnado de 2º de
bachillerato se han realizado muchas acciones reivindicativas en defensa de esa
materia. La última, muy intensa, y en colaboración con el departamento de
Ciencias de la Tierra de la Universidad de Zaragoza, se produjo en tiempos de
la implantación de la LOGSE y su aplicación en Aragón. En el diseño curricular
que se pretendía para la comunidad aragonesa no se contemplaba que hubiera
Geología en los planes de estudio del bachillerato. Hubo que entrevistarse con varios
responsables políticos de entonces y entablar una intensa batalla mediática
para que, al final y casi haciendo un favor a la comunidad educativa, se “concediera”
la inclusión de la Geología a nivel de “optativa”
en bachiller.
Curiosamente, en la nueva ley de educación, la LOMCE de
ahora, la Geología aparece como materia troncal con igualdad de trato que la
Química, la Física, o la Biología. En eso los docentes de la Geología
preuniversitaria estuvimos muy contentos, aunque la alegría duró poco al
comprobar que otra de las asignaturas importantes del departamento de Ciencias
Naturales de un instituto, y muy importante en la formación ecológica de los jóvenes, como es Ciencias de
la Tierra y Medio Ambiente (CTMA), se
relegaba en la aplicación de la LOMCE en Aragón a impartirse con un 25% menos de carga lectiva,
lo que se traduce en una reducción de 4 a 3 horas de clase a la semana.
Pero estos datos académicos o de gestión y/o aplicación de
las leyes educativas, aunque muy negativos para la docencia de las materias tradicionales de
Ciencias Naturales, son los habituales respecto a la consideración que desde la
administración, estatal o autonómica, se tiene de estas ramas de la ciencia
menos conocidas por la sociedad. Las decisiones que se adoptan desde estos
ámbitos, lejos de estar basadas en objetivos encaminados a la formación del alumnado, suelen ser tomadas
desde intereses puramente económicos o desde la ignorancia más supina de los
responsables en gestionar la distribución de materias y asignaturas en un
bachillerato científico. Seguro que no se plantean la disminución horaria o
considerar como optativa a asignaturas tan “importantes” como Matemáticas o Física, Lengua Castellana o
Geografía e Historia. No. Esas no se tocan. Se modifican horarios o se mutilan asignaturas de Ciencias Naturales,
las cuales están consideradas por muchos indocumentados como una comparsa de
las verdaderas gigantes de la enseñanza.
Aunque lo duro de
aceptar del incesante ninguneo que se realiza desde hace tiempo con la Geología,
por grotesco, se da cuando el desprecio
se produce por parte del gestor de un
centro educativo cualquiera. De un “compañero”. No es difícil comprobar la absurda
e incorrecta terminología que a veces se usa para determinar a las asignaturas
de Ciencias Naturales. Basta con revisar, por ejemplo, los carteles de aviso a alumnos y familias de
un calendario de exámenes de septiembre cualquiera, siempre expuestos en lugares públicos de los centros
educativos, para ver que se les convoca alegremente para un examen de “naturales”,
donde debería poner de “Biología y Geología” de 1º de la ESO; o que el de “Biología
y Geología” de 1º de bachillerato aparece como “Biología I”, el cual precede al
de Biología de 2º de bachiller, que figura como “Biología II”. Como se ve, y para
no variar, la Geología deja de existir y
además se modifica sustancialmente la
denominación oficial de las asignaturas del departamento de Ciencias Naturales.
Se desconoce con seguridad el motivo de
estas transformaciones lingüísticas tan desconsideradas y que trivializan
importantes materias científicas, aunque bien puede relacionarse con una ignorancia personal respecto a qué es y para
qué sirve la Geología, lo que puede
llevar a algunos a ejercer una
incomprensible animadversión hacia esta materia. Sea lo que sea, está claro que resulta muy poco profesional.
¿Qué se pretende con esto?
Es difícil contestarse, pero no debemos consentirlo. Son muchos años ya
en los que el colectivo de geólogos de esta comunidad hace lo que está en su
mano para demostrar la imperiosa necesidad de educar en Geología, se curse o no
esa carrera universitaria, así como ubicar a esta ciencia en el lugar que le
corresponde en la mentalidad de esta sociedad. Debemos seguir situando y reivindicando a la Geología en todos los ámbitos y niveles.