¡Dejadme vivir! Geología, Paleontología, Ecología, Educación.

Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

viernes, 15 de abril de 2016

El Cuaternario: datación y divisiones.



     El conocimiento del Cuaternario se ha convertido en los últimos años en un tema fundamental en la enseñanza de las ciencias ambientales y la geología, ya que se trata del Periodo Geológico más reciente, y  en el que se ha desarrollado la estirpe humana. Aunque el Cuaternario es uno de los términos geocronológicos más conocidos y utilizados en multitud de ámbitos y medios de comunicación, también ha sido uno de los más discutidos en lo que se refiere a su definición oficial. La discusión sobre su existencia ha durado desde el siglo XVIII hasta el pasado año 2009, que fue cuando oficialmente se reconoció como período geológico, extendiéndose desde hace 2,588 millones de años hasta la actualidad.
 
      En Geología, para que un período geológico se reconozca formalmente debe ser aceptado por la  Comisión International de Estratigrafía (ICS),  y ratificado por la Unión Internacional de Ciencias Geológicas (IUGS). Además, la definición geocronológica  debe estar apoyada por una sección estratigráfica tipo que lo represente (o que represente la base estratigráfica del período considerado), es decir, lo que llamamos Sección Estratotipo Global (GSSP).
 
      A finales del s. XVIII, el geólogo italiano Arduino (1714-1795) elaboró la que puede ser considerada primera división del tiempo geológico, en la  que la historia de la Tierra se sucede en cuatro órdenes, que consideraba como “grandes estratos dispuestos uno sobre otro” a los que denominó Primario, Secundario, Terciario y Cuaternario. No obstante, durante las primeras décadas del siglo XIX la fuerte influencia de la religión hizo que se relacionase la existencia de los depósitos no consolidados y discordantes sobre el Terciario, con restos fósiles más o menos abundantes, con el bíblico Diluvio Universal, por lo que se le llamó el período Diluvial. Pero la investigación en ese siglo hizo que el término Diluvial se abandonara paulatinamente hasta que Desnoyers, en 1829,  fuera el primero que aplicase el término Cuaternario para describir unos depósitos marinos más recientes que el Terciario en la Cuenca de París. Poco después Lyell, en 1839, revisó los límites del Mioceno y Plioceno y creó el término Pleistoceno para designar a los depósitos postpliocenos. La confusión en la terminología de estos episodios en el siglo XIX no acaba hasta comienzos del XX con Gignoux, que en 1913 reintroduce el término Neógeno, pero incluyendo tan solo al Mioceno y al Plioceno, de forma que el Pleistoceno quedó definitivamente fuera del Neógeno. El Pleistoceno y el Holoceno configurarán al Cuaternario hasta el final del siglo XX.
 
Extensión de los casquetes de hielo en el planeta en épocas glaciales.
 
 
     La segunda mitad del siglo XX se va a caracterizar por la creación de varias comisiones y grupos de trabajo científico cuya finalidad es unificar criterios para la definición oficial del límite Plioceno –Pleistoceno. Tras muchos años de trabajo, finalmente se define ese límite en la sección de Vrica (Aguirre y Pasini, 1985).  Y tras discusiones en diferentes foros científicos como el XVIII Congreso Internacional de INQUA de Cairns, Australia, 2007,  o el 33 Congreso International de  Geología (Oslo, 2008), desde el día 29 de Junio de 2009, el Cuaternario es un Sistema/Período geológico que comienza hace 2,588 millones de años (ma).
 
      Entre los diferentes criterios que se adujeron para situar el GSSP en la sección de Vrica, con una edad de 1,8 ma, estaba la aparición del foraminífero Hyalinea balthica, y el ostrácodo Cytheropteron testudo (ambos considerados fríos huéspedes nórdicos). Esta fauna fría se ha utilizado como indicadora del deterioro climático que debía representar el inicio del Cuaternario, consecuencia de la instalación definitiva de los casquetes polares en el Hemisferio Norte. En realidad los primeros indicios de enfriamiento en el Mediterráneo, tienen lugar entre 2,8 y 2,5 ma  y los primeros huéspedes nórdicos se registran hace entre 2,5 y 2,7 ma, como el foraminífero Neogloboquadrina atlántica.
 
      A escala global, entre 2,8 y 2,4 ma tienen lugar una serie de cambios progresivos y fundamentales relacionados con el sistema climático de la Tierra entre los que  destacan:
 
1.-  Desarrollo de una glaciación en Groenlandia, Escandinavia y Norteamérica (2,7 ma).
2.-  Cierre definitivo del Istmo de Panamá (2,7 ma).
3.-  Cambio en el tipo de vegetación, de subtropical a boreal, en Europa central (2,7 Ma).
4.-  Expansión de los glaciares continentales (2,6 ma).
5.-  Inicio del depósito de secuencias de loess en el Norte de China, como consecuencia de la intensificación del monzón de invierno y debilitamiento del monzón de verano (2,6 ma).
6.-  Aparición del género Homo (2,6 – 2,45 ma).
7.-  Aparición de grandes rumiantes modernos en el Norte de Eurasia (2,6 ma).
 
 
     Los indicios de un mayor enfriamiento en el Hemisferio norte son más abundantes y evidentes entre 2,5 y 2,7 ma, por lo que parece apropiado  establecer el inicio del Cuaternario en ese momento, sin olvidar que también coincide con la aparición del género Homo y la expansión de grandes rumiantes por el Norte de Eurasia. Todas estas consideraciones son las que han motivado que el límite inferior del Cuaternario se baje hasta hacerlo coincidir con el límite inferior del Gelasiense, anterior piso del Plioceno, establecido en 2,588 ma.
 
     El Período Cuaternario  se subdivide en dos Épocas: Pleistoceno y Holoceno. En cuanto al Pleistoceno inferior, se subdivide a su vez en Gelasiense y Calabriense, ambos con un GSSP aceptado y ratificado, que definen su límite inferior. En relación con el Gelasiense, en el sur de Italia afloran potentes  secuencias de sedimentos marinos profundos, de naturaleza margosa, entre los que se intercalan capas más oscuras ricas en materia orgánica,  desarrolladas en condiciones anóxicas, y a las que se denomina sapropeles. Estos sapropeles presentan una gran continuidad en el Mediterráneo por lo que son muy útiles para datar y correlacionar.  La edad astronómica del sapropel considerado como límite inferior del Cuaternario es de 2,588 ma., que prácticamente coincide con  el límite paleomagnético Gauss/Matuyama, se reconoce fácilmente a 1 metro por debajo del GSSP. En cuanto a la microfauna, la última aparición del foraminífero Discoaster pentaradiatus, que tiene lugar unos 80.000 años por encima de la edad del límite, se produce de una manera casi simultánea en latitudes medias y bajas.
 
 
 
     En lo que respecta al Calabriense, tal y como se ha mencionado más arriba, la base del Pleistoceno fue definida inicialmente por Aguirre y Pasini (1985) en la sección de Vrica, con una edad de 1,8 ma. Al bajarse el límite inferior del Pleistoceno hasta hacerlo coincidir con la base del Gelasiense (2,588 ma), esta sección  de Vrica ha pasado a ser el GSSP para la base del segundo piso del Pleistoceno, denominado Calabriense. Se define con una secuencia sedimentaria  muy similar a la del Gelasiense: más de 300 metros de sedimentos marinos profundos de naturaleza margosa, entre los que se intercalan capas de sapropel. Paleomagnéticamente se sitúa de 3 a 6 metros por encima del techo del evento de polaridad normal Olduvai.
 
Sur de Italia. Serie margosa con intercalación de niveles sapropélicos.
 La flecha indica el nivel usado en el límite inferior del Cuaternario, en 2,588 ma..
Serie de Vrica, Italia. La tetra "e" marca el nivel
 sapropélico datado como inicio del Calabriense.
 
 
      El GSSP del Pleistoceno medio está todavía sin definir, aunque en  el tránsito Pleistoceno inferior a Pleistoceno medio tienen lugar una serie de cambios importantes en la Tierra, fundamentalmente cambios relacionados con el clima, entre los que podemos resaltar:
 
1.-  Se pasa de unos ciclos climáticos de baja amplitud relacionados con los ciclos de oblicuidad orbital (ciclos de 41.000 años) a fluctuaciones de mayor amplitud y casi periódicas de 100.000 años.
2.- Entre 1,25 ma y 0,7 ma tiene lugar un aumento progresivo en el volumen total de hielo del planeta.
3.- Se intensifica el depósito de loess en el norte de Eurasia.
4.- Aparecen restos que acreditan que el ser humano comienza a controlar el fuego.
 
    Actualmente está totalmente asumido que el límite Pleistoceno inferior-medio, coincide con el límite entre las épocas paleomagnéticas Matuyama–Brunhes, momento en que tiene lugar una importante glaciación, hace casi 800.000 años.
 
      El GSSP para la base del Pleistoceno superior está también sin definir oficialmente. El Pleistoceno superior comienza tras la penúltima gran glaciación, es decir coincidiendo con el inicio del Último Período Interglaciar, hace 127.200 años. Este hecho se confirma debido a la expansión de bosques de abedules (Betula) debido seguramente a una mayor incidencia de radiación solar y la acción suavizante climática  de las corrientes cálidas del Atlántico Norte. Como GSSP de la base del Pleistoceno superior se ha considerado un sondeo de alta resolución efectuado en depósitos de la Estación Terminal de Ámsterdam (Holanda). En cuanto al Holoceno, que es la Época más reciente del Cuaternario, comienza hace 11.700 años con los indicios de calentamiento postglacial,  siendo el intervalo de tiempo más reciente de la historia de la Tierra. Como GSSP para la base del Holoceno se ha usado un sondeo profundo en los hielos de Groenlandia.
 
Representación de paleotemperaturas durante el Pleistoceno superior y Holoceno.
 
 
     
 
 
 
 

lunes, 4 de abril de 2016

El nacimiento del río Cuervo como ejemplo de uso y conservación de la naturaleza.




     Es un lugar turístico. El nacimiento del río Cuervo, junto a Tragacete (Cuenca), es anualmente visitado por miles de personas que aprovechan, la mayoría, su excursión a Cuenca y la ciudad encantada para acercarse hasta este lugar. Muy cerca de los Montes Universales, la zona está nutrida de abundantes nacimientos de ríos tan señeros en nuestra geografía como el Tajo, el Cabriel, el Ebrón, o el mismo río Cuervo, entre otros.
     El río Cuervo presenta un punto de nacimiento verdaderamente excepcional. Las aguas de lluvia y escorrentía son recogidas en las zonas altas de las muelas y resaltes calcáreos de la zona, infiltrándose en grandes cantidades por las grietas y fisuras que abundan en esos relieves debido a la existencia de un desarrollado modelado kárstico. El recorrido de las galerías y salas de esas cuevas allí formadas alcanza en profundidad hasta unos potentes niveles de dolomías y margas, que por su naturaleza más impermeable impide que las aguas infiltradas sigan en su recorrido natural hasta más abajo, por lo que afloran en superficie a través de surgencias por encima de esos niveles, al ser cortados por el relieve, y dando lugar a las famosas caídas de aguas del entorno natural del nacimiento del río.
 
Surgencia de la roca del río Cuervo (Cuenca). Vista desde el cercano acceso a la misma.
    
Imagen de la cascada principal del nacimiento del río.
 
     Esa  agua  favorece la formación de tobas travertínicas debido a la gran cantidad de carbonato disuelto que lleva, generando un bello espectáculo de cascadas, caídas y resaltes a modo de “estalactitas” que decoran y tapizan la ladera montañosa desde el nacimiento hasta el nivel del  cauce ya bien formado río abajo.
 
Muela calcárea karstificada, origen del río Cuervo.
    
     Desde un punto de vista geológico, aunque peculiar, se trata de un tipo de nacimiento común. Muchos ríos nacen en relación con fenómenos kársticos, aunque hay que reconocer que no es habitual el contemplar imágenes así de vistosas como las que nos ofrece el río Cuervo.  Sin embargo, uno de los principales atrayentes que este nacimiento de río tiene se basa en su fácil acceso hasta el mismo punto de afloramiento de las aguas en la roca. Y es muy posible, (lo desconozco hasta ahora, aunque es su práctica habitual), que haya colectivos conservacionistas que hayan emitido su crítica opinión respecto a la masificación de visitantes que supone el hacer “tan fácil” el acceso y visita a este espectáculo natural. Y, sobre todo, que no se hayan oído opiniones contrarias a la intrincada infraestructura de madera instalada para acceder hasta el mismo punto del amanadero de agua, resulta muy significativo y casi sospechoso.
 
Niveles apeldañados de tobas travertínicas en la base de la cascada.
  
   La instalación permite el acceso a todo tipo de personas, con o sin minusvalía física, por lo que ha sido necesario modificar el entorno de una manera contundente. Desde verjas metálicas aislando zonas de especial relevancia botánica en el camino de ascenso, hasta plataformas de madera flotantes que impiden que se pise el suelo y, por tanto, se deteriore con el pisoteo constante. Pero, sin duda, lo más sorprendente es el acercamiento de estas plataformas y senderos “artificiales” hasta el mismo punto de salida del agua del río Cuervo. Parece increíble, pero así es. El público puede disfrutar de esta belleza natural a no  más de 5 metros de la salida por una grieta del abundante caudal del río.
 
Infraestructuras de acondicionamiento del afloramiento: verjas, y plataforma volante de madera protectora del suelo.
 
 
Acceso de madera hasta el nacimiento fluvial.
  
Plataforma de madera elevada para la protección del entorno.
 
 Pues bien, aunque no sea objeto de protesta ecologista este tipo de infraestructura artificial distorsionadora de este entorno natural, y sea más que cuestionable el impacto ecológico que supone el acceso continuado (al menos en temporada turística) de tantas personas que irrumpen en un  entorno de gran valor natural, creo que esta iniciativa de desarrollo debe ser valorada muy positivamente. En primer lugar, la adecuación para la visita de este nacimiento fluvial es la base de su más que aceptable conservación actual. En segundo lugar, cuando los entornos naturales se conocen y aprecian por su belleza tienden a ser mayoritariamente respetados  y valorados por la sociedad. Y para ello, hace falta que se facilite el acceso y se acondicione el lugar para el disfrute de la mayor parte posible de la población. La naturaleza solo se respeta si se sabe el valor patrimonial natural que ofrece, y para ello hay que dar a  conocer lo mejor posible las características más peculiares del lugar a conservar. Por eso, la socialización de estos lugares naturales tan emblemáticos permite que una mayoría de personas los conozca y disfrute, lejos de ser exclusivos para expertos montañeros o especialistas en las ciencias naturales, lo que favorece la aceptación por parte de esa sociedad de las numerosas normas, restricciones, y requisitos exigidos para la visita que la propia administración de la naturaleza impone para su conservación. Y en este sentido el nacimiento del río Cuervo es un buen ejemplo de cómo usar turísticamente un entorno natural conservándolo a la vez.