¡Dejadme vivir! Geología, Paleontología, Ecología, Educación.

Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

martes, 27 de mayo de 2014

Las Hoces del río Duratón (Segovia): naturaleza domesticada.



Ermita de san Frutos. Hoces del río Duratón (Segovia).
 
     El Parque Natural de las Hoces del Duratón, situado en la provincia de Segovia, suele ser un foco de atracción turística para muchos, especialmente  madrileños. Además de ofrecer un paisaje espectacular pueden contemplarse allí una de las especies de aves más repudiadas socialmente, a la vez que atrayente, como es el buitre. Numerosos ejemplares sobrevuelan al visitante sin  verse intimidados,  seguramente intentando vislumbrar restos orgánicos que pudieran servirles de alimento.

Buitres sobrevolando la zona y a los visitantes.
     A  la entrada de las Hoces varios paneles expositivos muestran el recorrido del río Duratón por sus famosos meandros encajados, así como la descripción somera de las especies vegetales y faunísticas que allí pueden encontrarse. En el punto más visitado del parque, junto a los restos de la ermita románica de monasterio de san Frutos, se indican en otro panel datos históricos y artísticos de ese conjunto arquitectónico, pudiendo dentro hacer de rodillas por detrás de un altar la denominada “vuelta a la piedra” para poder mejorar y/o prevenir problemas de hernias inguinales, eso sí, solo para los varones, según el guía-cuidador del monumento.
Meandro encajado en el río Duratón.
Final del embalse de las Hoces del Duratón, con la presa al fondo.
     Desde este precioso lugar se ven pasar por el agua embalsada del Duratón numerosas canoas y piraguas que sirven para que los más atrevidos practiquen de alguna manera un tan actual deporte “de aventura” similar a los de aguas más bravas de los Pirineos. A lo lejos se ve claramente la presa que ha cerrado el estrecho valle del río haciendo de barrera formacional de este paisaje acuático.
     Toda esta introducción nos sirve para poder hacer varias consideraciones que pueden ser útiles para los que buscan visitar y disfrutar en sus ratos de ocio de parajes naturales. Desde luego, y lejos de quitar ni un ápice de interés a la visita a este parque natural, y menos de tachar de poco atrayente y bello el entorno que allí se contempla, es necesario  dar algún “tararí de atención”, como antiguamente se decía,  a los que creen que están contemplando un entorno completamente natural.
     En primer lugar, ese paisaje que tanto aprecian muchos asfixiados ciudadanos ha surgido como consecuencia de la construcción de una presa de agua en este paradisíaco paisaje. ¡Antes no era así, en absoluto! Por tanto ese entorno es una vez más, el resultado de una acción antrópica,  usando los elementos naturales  presentes, la cual ha modificado drásticamente el paisaje natural primigenio del sitio. Es un entorno convertido en un parque ciudadano más, pero más alejado, en la provincia de  Segovia. En segundo lugar, en ningún cartel expositivo se hace mención a la naturaleza geológica del entorno: ni que lo que se ve son meandros encajados en caliza debido a la importante incisión lineal del río; ni que su estratigrafía comprende varios tramos de niveles calizos, horizontales o subhorizontales, con episodios de falta de registro, y su significado geológico; o de la existencia de abundantes farallones rocosos en las proximidades del cauce con rasgos de erosión alveolar…, nada de nada. Parece que el contexto geológico no haya tenido nada que ver en la formación de este cañón.  
     Todo esto no es nuevo. Es una muestra más de la escasa importancia que se da a la geología en el contexto de lo “natural”.  Sigue siendo urgente ahondar en  estos temas en los correspondientes ambientes educativos. Estoy convencido que es la única forma de revitalizar esta parcela de las ciencias naturales. Se ha hecho mucho en los últimos años, aunque no lo suficiente, está claro. Seguiremos. Lo del piragüismo como entretenimiento que permite acercarte más a la naturaleza lo dejaremos para otra ocasión.
Meandro encajado.
 
 

 

sábado, 10 de mayo de 2014

Educación y deporte de "élite".



     Les llaman "profesionales del deporte" o "deportistas de élite". Son gente que desde pequeños son animados a involucrarse más y más en actividades "deportivas" tan relajantes y sanas, aunque ridículas, como salto de altura, de vallas, o de longitud. Resulta muy difícil de creer que una persona intelectualmente normal, joven y sana se dedique ocho  horas al día, o más, a entrenar para ser los mejores de su pueblo, comunidad, país, continente, o planeta en una actividad de ese calibre. ¡Hay gente "pa tó"! como decía un famoso torero del pasado siglo, pero además es que no se oye ni una crítica en contra de estas vidas semiesclavas. Al contrario, hay que añadir a esto una marea humana detrás, animando, ensalzando y queriendo circo para divertirse. Porque eso es a lo que se asemejan, a  unos artistas circenses con musculitos.
 

     ¡Pobre gente!  ¿No se darán cuenta, ya de adultos, de que son utilizados por muchos que viven de ellos? ¿De verdad su interés en la vida puede ser el conseguir situarse como número 1 en esas especialidades atléticas? ¿A quién le importa que se salten  más de 4 metros de altura o casi 9 metros de longitud? ¿Qué se consigue personalmente con ello en una vida? No suele haber respuestas coherentes a estas respuestas. Yo cuando se las hago a los pocos alumnos míos que se dedican a estos menesteres suelen contestar un escueto y casi decepcionante "es que me gusta". Y no los sacas de ahí.
 

     Estamos habituados a ver las caras de fronterizos de muchos deportistas consagrados en la actualidad, aunque estén rodeados y cubiertos de oros, coches y otros lujos debido al dineral que ganan por hacer de algo tan bello como el deporte una competición desmedida  y una dedicación exclusiva en sus vidas. Y ese es el verdadero peligro. Miles de jovencitos adolescentes se emocionan al ver los destellos mediáticos de sus ídolos, por lo que quieren seguir sus pasos sacrificando sus vidas personales, muchas veces animados y empujados por sus familiares, sin darse cuenta que en realidad van encaminados  a una caída en picado, en especial  cuando  descubren,  más bien les dicen después de exprimirlos unos años, que "no sirven" para el deporte. Pero claro, el negocio está siempre por delante de las formaciones académicas de los chavales. Entrenadores entusiastas, clubs exclusivos, acciones sociales de cajas y bancos, y sobre todo, gigantescas empresas dedicadas a la venta de material deportivo no dejan de ser los encargados y los más interesados en manipular mentes para que se defienda, promocione y se extienda la "práctica deportiva" de competición, que es muy sano, dicen. Y en esto no hay orientaciones, recomendaciones, protestas de asociaciones ni acciones reivindicativas para liberar a la juventud de la adicción al éxito deportivo que muchos sufren en esta sociedad. Nada de nada. Todo parece estar bien.
 

     Lo que no dicen ni advierten a los que se inician es  del desmoronamiento personal  que muchísimos de estos incautos sufren, incluso en casos de relumbrón,cuando tienen que dejar de ser "saltimbanquis", por lesiones, por edad, por  forma física inadecuada, y tener que "retirarse" a hacer otras cosas. Pero, ¿qué cosas? ¡Si los pobres no saben hacer la O con un canuto! Entonces surgen los negocios sucios y fáciles,  las depresiones, los ingresos hospitalarios y el morbo mediático. Y en algunos casos se llega a la muerte prematura. Pero es igual, no pasa nada. Siempre hay gente de recambio…
 

martes, 6 de mayo de 2014

Buenismo y educación selecta.



     ¿Podrán educar sin mostrar ni convivir con la variabilidad de la sociedad? Me resulta muy difícil de creer que en un colegio privado religioso, donde no hay alumnado emigrante ni provenientes de la pobreza profunda, se pueda hacer  con garantías de éxito. Basta con pasar a la salida de un instituto “normal” para darse cuenta que son hoy en día los crisoles de las razas del mundo. No hay un centro público que se salve de tener multitud de nacionalidades y colores entre sus alumnos. Eso trae muchas dificultades de enseñanza, lo reconozco, pero también genera un ambiente de contemplación de una realidad variopinta en un reducido lugar y tiempo, lo que resulta muy instructivo para los chavales y el colectivo docente. Allí nadie se siente discriminado por ser diferente en cuanto al color o tono de su piel, o por tener una más que precaria economía doméstica.
     Por eso, cuando contemplamos los elencos estudiantiles de afamados colegios privados religiosos, eso sí, más que bien subvencionados por todos, vemos que hay una homogeneidad social que resulta aburrida, y que poco refleja la variedad de gentes que estamos en la calle. Sin embargo, a nivel teórico, son ellos, los colectivos de educadores religiosos los encargados de convencer a los demás que son los más preocupados por las “injusticias de este mundo”. Gracias a ellos, dicen, las conciencias humanas se retuercen al contemplar la desgracia ajena y se enorgullecen de ser los arietes de los bienpensantes y bienhechores terrenales. Seguro que educan en sus centros a los chavales en la difícil, aunque muy humana, tarea de ser los primeros en denunciar las agresiones que la “plebe” y los “pobres” sufren a diario. Y para eso están ellos, los elegidos del Dios de los cristianos, para redimir al mundo y poner freno a las tropelías que sufren los necesitados.

 

     Se pone la carne de gallina al contemplar, en su afán educador, cómo editan carteles o imágenes, como una de la cátedra jesuítica  “Ignacio Ellacuría” en la que se ve a una persona de raza negra saltando una verja (supongo que la de Melilla o Ceuta), y se encabeza el dibujo con un "en el cielo, ¿pedirán papeles?”. Es de estremecer y llorar por la emoción, ¿no les parece? Seguro que esto es puesto como ejemplo educativo en sus centros de ESO y Bachillerato (para los de Primaria puede que consideren ser demasiado “fuerte” la  escena) y así adoctrinar a sus pupilos en la más estricta de las necesidades de “ayudar”, en el sentido más amplio del término, a la humanidad, a los hermanos necesitados. Por supuesto no “caen”, ni los chavales, depredadores de conocimientos y sentimientos, ni los educadores, en que en sus colegios de aquí, en los que no ven a un negro, árabe, o sudamericano ni en pintura, suelen tener la mala costumbre de “pedir papeles” a la gente para entrar allí. No son papeles oficiales, con sellos de admisión en la frontera, no. Son unos en los que además de un número, pone detrás la palabra “euros”. Sí, allí, por desgracia, les piden papeles para entrar, mucho dinero. ¡Claro!, se ven obligados a hacerlo pues allí hay que pagar el uniforme, los libros, caras y elitistas actividades extraescolares, retiros espirituales, asesoramiento y orientación, y un sinfín de “extras” que la gente que salta las vallas en la frontera no puede pagar.

Puerta principal del Colegio de los jesuitas de Zaragoza.
     Se me ocurre pensar que esos carteles tan bonitos y tiernos diciendo que en el cielo no piden papeles no harían falta si ellos mismos cogieran de vez en cuando  una remesa de saltadores de vallas y se los llevaran a sus colegios para que de forma gratuita se formaran y crecieran en la rectitud y verdad. Creo que es una buena solución, ya que otra no se me ocurre y a ellos tampoco les oigo verbalizar ninguna para suavizar el infortunio de todas esas  personas. ¿Es que no tienen ideas próximas a lo que dicen es su doctrina para usar con estas pobres gentes? Todos esperamos su ejemplo activo para seguirles. Gente tan buena es la que se busca para iluminar el mundo.