¡Dejadme vivir! Geología, Paleontología, Ecología, Educación.

Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

martes, 25 de marzo de 2014

Bilingüismo: ¿estafa educativa?




     Los centros educativos preuniversitarios se preparan para el gran salto de calidad que dice que va a ser y que propone la administración. Los centros que lo deseen pueden acogerse al nuevo sistema de educar al alumnado en otro idioma distinto al propio. Aunque venía funcionando desde hace unos años ahora va en serio, con algunas modificaciones formales. El profesorado titulado en algún idioma extranjero que se incorpore libremente a este sistema  podrá impartir su docencia en el mismo y el que no tenga un título que acredite sus conocimientos en ese  otro idioma (fundamentalmente inglés) dispondrá de hasta cinco años para obtenerlo. Así  se “formarán” de rápidamente los nuevos profesores para dar sus materias, como Matemáticas, Latín, Geografía e historia,  o Ciencias naturales, por ejemplo, en el idioma elegido.
     Y no es una norma que se implante en centros pilotos, poco a poco, para ver qué resultados se consiguen. ¡Es desde ya, y a los centros que lo deseen! Sin otro requisito. Da igual que el centro sea uno privado concertado (en estos  dicen que el profesorado se ha tirado en plancha a incorporarse al bilingüismo, se  supone que para  dar “pedigrí” a su colegio…), que un  centro público de barrio marginal o con buena fama y de “buena zona”. Todo el mundo puede acogerse a esta “maravillosa”  innovación educativa. Sin exclusiones…

 

     Conozco casos en los que el experimento está "haciendo aguas" por todos los lados. Estos años atrás ha sido habitual no encontrar entre el profesorado funcionario de los centros públicos a gente dispuesta (y con título de idiomas) a dar sus clases en otra lengua. Para paliar este inconveniente se propuso que el profesorado interino que quisiera y pudiera se hiciera cargo de las clases bilingües. No han faltado interesados en el tema. Algunos con buena voluntad y otros movidos además  por el interés de conservar su plaza no fija en un centro (respecto a este tema no se les ha oído a los interinos una opinión contraria...) al dar sus clases en otro idioma, incluso aunque sea de otra asignatura de su especialidad, son los responsables de que el programa haya empezado a “funcionar”. Si aceptamos, claro,  que “funcionar” se llame al impartir en 1º de la ESO un solo tema del temario durante un trimestre, como sé que está pasando en más de un centro de Zaragoza. ¡A eso se le llama avance educativo y calidad de enseñanza! ¡Ya se pueden poner a temblar los niños finlandeses que vamos a arrasar a partir de ahora con los conocimientos que portarán nuestros alumnos bilingües! ¿Qué preparación académica es esa? Además, como ocurre en muchos centros educativos, resulta casi ridículo querer explicar contenidos específicos en otro idioma cuando en la lengua propia hay una buena proporción de alumnado al que le falta base conceptual  en casi todos los temas y son carentes de un buen nivel  de expresión lingüística, en ocasiones incluso entre los alumnos más avezados.

 
     Sé que hay gente que acepta este sistema, también entre el profesorado, esgrimiendo razones como que determinadas asignaturas se impartirán en otro idioma solo a los alumnos preparados y con capacidades suficientes. Esto supone una segregación en grupos diferenciados de los "alumnos bilingües" respecto de los que no lo son, presuponiendo, “a priori”, unos resultados académicos diferenciadores de “tipos” de alumnos: buenos los que estudian en otro idioma, y, llamémoslo así, "menos buenos" para los demás, cuando la realidad refleja todo lo contrario en cuanto a la escasez de conocimientos adquiridos por los "bilingües" . ¿De verdad puede haber gente que piense que aplicar así ese sistema es correcto y aceptable? ¿Es que eso no supone una demostración de su verdadero y encubierto talante discriminatorio, de sectarismo académico, y de ejercer un trato desigual y de "clase" con el alumnado? ¿Puede estar satisfecho académicamente el profesorado que consigue dar en un trimestre un solo tema? ¿Qué preparación se va a conseguir así de la gente? ¿Esto no es una estafa educativa?

martes, 18 de marzo de 2014

Ocho kilos.



Cordillera del Himalaya.
     Esos son los kilogramos de basura que las autoridades nepalíes exigen ahora a los alpinistas que bajen de la cima del mundo, en el Everest, cada vez que suban. Parece mentira pero es verdad. Miles de toneladas de basuras se esparcen por las montañas del Himalaya dejadas por los muchos montañeros que suben hasta allí, no sé muy bien para qué.
¡Basuras ecológicas!
 

Basuras en el Himalaya. ¿Esto es necesario y no evitable?
     Resulta que en muchas ocasiones los estamentos públicos subvencionan generosamente a estas cuadrillas de héroes mediáticos para que cumplan sus sueños subiéndose a las montañas más altas del planeta, como las himalayas. Y está claro que no suben “a pelo” ya que para llegar a más de 8.800 metros de altura hacen falta unas infraestructuras y  medios materiales, además de la  ayuda humana de los locales, que solo se consiguen en el mundo occidental. Mochilas, vestimentas sintéticas, calzados especiales, cuerdas, alimentos casi imperecederos, dispensadores de oxígeno, además, dicen ellos, de mucha “preparación psicológica”. Nada de lo que parece ser necesario para subir tan alto tiene tintes de “natural”. Todo ello es fabricado con ese fin desde los más especializados talleres europeos y norteamericanos que se encargan de utilizar las  tecnologías más avanzadas para que estas gentes puedan clavar en lo más alto del mundo la banderita de su país, comunidad,  ciudad , o de la empresa que subvenciona.
Cadáver humano en las faldas del Everest: ¿basura?
 
Campamento de montañeros.
     Toda la parafernalia montañista puede ser admirada o criticada. Puede parecer algo “normal” o una extravagancia. Puede parecernos incluso una actividad deportiva (es como nos lo venden). O incluso la consecución de grandes logros para la especie humana al demostrar  que algún ejemplar de la misma (cada vez más)  es capaz de llegar a la cima del mundo, ¡casi nada! Pero lo que resulta alarmante desde un punto de vista medioambiental es la gran incoherencia que supone el practicar el montañismo, actividad aparentemente teñida de amor por la naturaleza, y pertenecer al colectivo que causa uno de los mayores impactos ecológicos sobre la montaña. Las toneladas de basura (principalmente inorgánica) dejadas al aire libre en las laderas del monte, en especial en la cordillera del Himalaya, además de abundantes cadáveres humanos, no es de recibo ni propio de gente que, en apariencia, rezuman ecologismo por todos los poros de sus cuerpos. Esos desperdicios, contaminantes y muchos de ellos  de largos periodos de descomposición, no son dejados allí por los recalcitrantes hiperdesarrollistas urbanos que solo pretenden ganar dinero a costa de lo que sea, incluida la naturaleza. Son dejados por exquisitos defensores, por lo menos dicen serlo aquí abajo, de la ecología, lo natural y supongo que también de la limpieza. Aunque visto lo visto es para dudar de todos ellos. ¡Será que no son tan conservacionistas! ¿No se le ocurrirá a Ecologistas en Acción o Greenpeace hacer una campaña dirigida a los alpinistas para que no ensucien por donde pasen? ¿Por qué no protestan por ese asunto tan vistosamente como ellos saben hacerlo? No se entiende nada. ¿O sí…?
 
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