¡Dejadme vivir! Geología, Paleontología, Ecología, Educación.

Enrique Gil Bazán.
Doctor en Ciencias Geológicas (Paleontología).
Zaragoza, Aragón, España.

jueves, 16 de mayo de 2013

Colección, exposición y museo de fósiles.


Paradoxides. Trilobites del Cámbrico de Murero,
del Museo de Paleontología de la Universidad de Zaragoza.


     Varios restos fósiles de cocodrilos cretácicos  han sido presentados recientemente en sociedad por el grupo de investigación en vertebrados fósiles del Museo Aragonés de Paleontología (file:///C:/Users/HOME/Downloads/31345-dos-cocodrilos-fosiles-hallados-en-arino-claves-para-resolver-su-historia-evolutiva.html). Este  gran museo se encuentra ubicado en las instalaciones de Parque Temático Dinópolis, en Teruel, que tantos y sorprendentes hallazgos paleontológicos nos ha dispensado en los últimos años. Esto no es una noticia especial, pues es ya muy habitual encontrarse en los medios con presentaciones parecidas de restos de organismos de otras épocas. La Paleontología y el hallazgo de fósiles singulares casi se han convertido en una  costumbre desde hace ya tiempo.

Tiranosaurus rex del Museo Aragonés de Paleontología, en Teruel.

     Pero, a mi juicio, lo más significativo del hecho es la relevancia que con el paso de los años va adquiriendo la investigación en dinosaurios, y otros reptiles, en Aragón hecha por y desde Dinópolis. Sobre todo si lo comparamos con la aparente falta de conexión y promoción social, por la escasez en los últimos años de resultados paleontológicos relevantes, de otros grupos aragoneses de investigación en vertebrados fósiles, como los del Departamento de Paleontología de la Universidad de Zaragoza, por ejemplo. En este departamento, donde están instalados especialistas de variados grupos fósiles y edades, se guarda una interesante colección de fósiles en una pequeña sala dedicada a museo, el cual se diseñó y llevó a cabo con el especial esfuerzo del catedrático de paleontología Dr. Eladio Liñán hace más de 25 años. La pretensión principal era ser una pieza de enlace y relación entre la investigación paleontológica y la sociedad, intentando posicionarse como banderín referente de la paleontología en Aragón, aunque sin conseguirlo todavía. Y esa es la gran diferencia respecto al mucho más reciente museo turolense. Seguramente la falta de presupuestos que se destinaron desde la administración para ese museo universitario, pues ahora se encuentra cerrado, fue una de las principales causas de que no funcionase o que sirviera casi en exclusiva para puntuales visitas organizadas de escolares. Pero es más que probable que pueda haber otras razones para explicar su declive, además de la jubilación del Dr. Liñán,  que creo están relacionadas con el concepto mismo de “museo”.

Sala del museo de la Universidad de Zaragoza.
Museo paleontológico. Universidad de Zaragoza.
Museo del departamento de Paleontología. Universidad de Zaragoza.

     Es necesario resaltar que además de una formación personal suficiente y adecuada para poder entender y apreciar lo que en un museo paleontológico se exhibe, es necesario que la instalación museística sea lo suficientemente atractiva y agradable como para ser de interés general. No todo vale. La gente no busca ya el ver  ejemplares fósiles de un determinado grupo o edad expuestos en una decimonónica vitrina iluminada. Tampoco desea estar buena parte de su visita leyendo interminables o diminutos textos redactados por especialistas poco habituados con lo pedagógico. Ni contemplar preciosos y costosos dioramas en movimiento representativos de los ecosistemas del pasado (como muestra de la introducción de tecnologías modernas en la museística),  pues para eso disponen de documentales televisivos, muy didácticos ellos, que enseñan lo mismo sin desplazarse hasta un museo. Y ahí es donde entra el concepto moderno de museo, en donde la interactividad entre el visitante y el objeto expositivo, cómplices de un objetivo común y lejos de ser simplemente el tradicional contacto visual, es primordial y facilita el entretener y formar en el tema paleontológico, el cual, al ser muy atractivo para la sociedad  actual,  puede y debe ser divulgado correctamente.

Ampliación del museo de la Universidad de Zaragoza.
 Vitrinas en un pasillo del departamento de Paleontología.
Dinópolis, en Teruel.

Dinópolis.
Museo Aragonés de Paleontología, en Dinópolis.

Actividades didácticas de Dinópolis.

      En ese sentido, hay que ensalzar las virtudes museísticas modernas que presenta el Museo Aragonés de Paleontología de Teruel, donde el visitante encuentra un continuo guiño de complicidad con el contenido fósil de sus salas, así como se establece un hilo informativo que favorece la formación del observador. No hay que confundir pues entre una exposición de fósiles, con un museo paleontológico, y mucho menos con una colección de fósiles, que es lo que más abunda en la variada oferta de "museos de fósiles locales". Aunque se pueda pensar que  todas las iniciativas encaminadas a la conservación y divulgación del patrimonio paleontológico son respetables,  no se debe confundir a la sociedad ofreciendo colecciones de fósiles como si fueran auténticos museos. Un museo debe ser otra cosa. Puede que los fines y metas que ambos se propongan sean los mismos, pero la consecución  eficaz de  esos objetivos solo es posible si los medios materiales y el método expositivo es el adecuado. En el aragonés de Teruel está plenamente conseguido.



miércoles, 8 de mayo de 2013

El "FRACKING", de entrada, NO.

Fracking.


   Son muchos los medios de comunicación que últimamente se han hecho eco de la posibilidad de extracción de gas del subsuelo mediante una técnica denominada “fracking” o “fractura hidráulica”. Consiste, a grandes rasgos, en introducir a presión arena, agua y diferentes compuestos químicos, además de explosiones controladas, para extraer el gas atrapado en materiales a gran profundidad. Recientemente las Cortes de Aragón  han decidido por ley negar permisos para aplicar este sistema de obtención de recursos en todo el territorio aragonés, lo que contrasta con el  consentimiento estatal, algo posterior en fecha,  para hacerlo en determinadas áreas de Navarra y Aragón.

   La campaña informativa, sobre todo la reseñada en la prensa progresista, ha  pretendido informar, en general, de los posibles daños e inconvenientes irreversibles que esta técnica supone para su entorno. Y aunque son muchas las entidades e instituciones las que se han movilizado en contra de aplicar este método extractivo, son sobre todo los grupos ecologistas convencionales y, con más ahínco, los vecinos de las poblaciones cercanas al lugar elegido para extraer gas, los grupos más reivindicativos.  En principio, hay que reconocer que esta peculiar forma de obtener gas del subsuelo que es el fracking  sugiere rotura y destrucción del entorno rocoso y ambiental, pues supone la aplicación de técnicas industriales que  pueden producir alteraciones en los alrededores del yacimiento. Sabemos que, en los Estados Unidos, donde hace años que se emplea el fracking, y a pesar de la censura informativa,  al parecer ha habido algún problema serio de contaminación puntual. Pero puedo asegurar, aun siendo geólogo desde hace muchos años, que he tenido que investigar a fondo para poder enterarme bien de cómo se realiza la extracción de gas por este método, así como los posibles daños que repercuten en los materiales adyacentes y en los ecosistemas superficiales. Por eso me extraña mucho que los lugareños y algunos grupos ecologistas tengan las cosas tan claras,  en cuanto sale la noticia de posibles intervenciones con fracking en un sitio, como para decidir actuar con especial contundencia en contra de la aplicación  de estos modernos métodos de “minería” en España.

   La mayor preocupación que he leído es la referente a la contaminación de acuíferos en áreas superficiales. Para que eso se produjera deberían fallar totalmente los sistemas de canalización o extracción/subida del gas hasta la superficie, además de una irresponsable actuación empresarial con el uso de materiales sobrantes, emitidos a la atmósfera, de infraestructura de obra y/o geológicos, o no utilizables. Pero no se mencionan ni tienen en cuenta argumentos geológicos tan importantes como, por ejemplo, que no es lo mismo realizar la extracción en materiales permeables, que no permeables, o semipermeables, o con alternancia de ellos en su serie estratigráfica. Ni en rocas competentes, o no competentes, Ni en rocas falladas, diaclasadas, o no. O con pliegues o sin pliegues. O antiguas o modernas. O en rocas metamorfizadas, o sin metamorfismo. En una topografía suave o agreste. Con núcleos de población alejados o cercanos. Debajo de un parque natural/nacional, o no. En relación con acuíferos importantes, o en zonas de extrema sequía rocosa y medioambiental. En fin, podría seguir comentando rasgos geológicos que son los que hay que conocer antes de hacer nada en y sobre la naturaleza, sea en superficie, o en el subsuelo. Última pregunta: ¿Todo esto lo saben los grupos ecologistas y los manipulables vecinos como para oponerse tan radicalmente? Puede ser, aunque lo dudo. Yo desde luego no lo sé, a pesar de mis “vastos conocimientos geológicos”, y me hacen falta más datos para pronunciarme. Es necesario un buen estudio geológico de la zona para poder saber si esa técnica es aplicable o no en un lugar concreto sin producir efectos secundarios nocivos. Generalizar sobre esta técnica sin conocer nada del contexto geológico donde se va a aplicar no es responsable ni honesto. Y por supuesto, en el hipotético caso de que las condiciones geológicas permiten la aplicación de esta técnica, deberá hacerse teniendo en cuenta el estricto cumplimiento de todos los “ítems” que en una  Evaluación de Impacto Ambiental (EVA) son necesarios para asegurarse de que la intervención es la adecuada, poco o nada traumática para la naturaleza, y con los requisitos científicos suficientes que aseguran que la actuación minera es totalmente asumible ambientalmente por el entorno y la sociedad. Exijamos a la administración un escrupuloso protocolo de actuación medioambiental a las empresas que quieran extraer gas de esta forma.Y solo así puede y debe, a mi juicio, emplearse el fracking.

   Por eso, las negativas tajantes, o las aceptaciones ciegas, da igual, sin conocimientos ni argumentos científicos creíbles, no pueden aplicarse ante cualquier intervención humana, ya sea el fracking o cualquier otra. Las características geológicas de cada lugar deben ser determinantes para que se recomiende, acepte, o por el contrario se niegue, el permiso de intervención para la extracción del recurso en cuestión. No todo vale, desde luego, pero una negativa general y para siempre, tampoco. Vivimos, todos, queramos aceptarlo o no, de la naturaleza y los recursos que nos ofrece. Cuidémosla, pero sin renunciar a extraer de ella lo que necesitemos aplicando las más estrictas condiciones de conservación de nuestro entorno. Esto no debe ser un juego de “buenos y malos”.